Visión intrínseca del Cuerpo de Cristo, La, por Witness Lee

EL CUERPO DE CRISTO ES EL RESULTADO DE QUE DIOS, EN SU TRINIDAD DIVINA, SE IMPARTA Y SE TRANSMITA A NOSOTROS

El título de este primer capítulo declara que el Cuerpo de Cristo es producido al impartirse y transmitirse Dios en nosotros. Si queremos conocer el Cuerpo, debemos experimentar dicha impartición y transmisión. El Cuerpo de Cristo es el fruto o resultado de que Dios, en Su trinidad divina, se imparta y se transmita a nuestro ser. Cuando subí a esta plataforma para hablar, no di un salto, sino que subí tres escalones. Asimismo, Dios se imparte y se transmite a nosotros en Su trinidad divina mediante tres pasos o etapas.

Juan 3:16 es un versículo muy conocido, el cual dice que Dios amó al mundo de tal manera que nos dio a Su Hijo unigénito. A veces me he preguntado por qué este versículo no dice que Dios nos envió a Su Hijo Unigénito, sino que dice que nos lo dio. ¿De que manera nos ha dado Dios a Su Hijo? No le fue posible dárnoslo de una manera sencilla, sino que nos lo dio en Su trinidad divina. Fue en Su trinidad divina —Padre, Hijo y Espíritu— que Dios se impartió en nosotros y nos transmitió todo lo que El es.

Dios se imparte y se transmite a Sí mismo en Su pueblo escogido. Nosotros no sólo somos personas creadas por Dios, sino que también hemos sido escogidos por El. Quizás no sintamos que hemos sido escogidos por Dios, pero Efesios 1:4 afirma que Dios nos escogió antes de la fundación del mundo, y lo hizo para impartirse y transmitirse a Sí mismo en nosotros. Somos el pueblo divino que El escogió, la iglesia, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo (vs. 22-23).

De hecho, necesitaríamos diez mensajes para transmitir la carga contenida en el título de este primer capítulo: “La iglesia, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo, es el resultado de que Dios, en Su trinidad divina, se imparta en Su pueblo escogido y se transmita a ellos”. Necesitaríamos muchos mensajes para desarrollar completamente este tema. Sin embargo, confiamos en que la carga del Señor será liberada en el corto tiempo que disponemos. Debemos recordar que Dios, en Su trinidad, se impartió en nuestro ser: primero en el Padre, luego en el Hijo y por último, en el Espíritu.

(Visión intrínseca del Cuerpo de Cristo, La, capítulo 1, por Witness Lee)