IV. EL DESTINO
DE BELSASAR
Los versículos 30 y 31 hablan del destino de Belsasar.
A. Belsasar muere esa misma noche
El versículo 30 dice: “Aquella misma noche fue muerto Belsasar, el rey caldeo”. No hay indicación alguna en el relato de que Belsasar se arrepintiera o experimentase algún cambio. Probablemente no tuvo tiempo de arrepentirse.
B. Darío el medo recibe el reino de Babilonia
Creo que mientras Belsasar y sus dignatarios estaban ocupados en su libertinaje, el ejército medo se acercaba a la ciudad. Poco después que Daniel interpretó la inscripción, el ejército medo entró en la ciudad y en el palacio y mató a Belsasar. Por tanto, el versículo 31 concluye diciendo: “Y Darío el medo recibió el reino cuando tenía alrededor de sesenta y dos años”. Esto puso fin al Imperio babilónico.
En los primeros cinco capítulos de Daniel hay varias lecciones que debemos aprender. Por ejemplo, la lección en el capítulo 1 es que no debe interesarnos aquello que el mundo prefiere y que gusta al mundo, sino que debemos poner nuestro corazón en Dios y desarrollar el gusto únicamente por las legumbres, esto es, por el alimento sencillo. Debemos recibir únicamente las cosas sencillas. Si practicamos esto, seremos uno con Dios y llegaremos a ser sabios.
En el capítulo 5, con relación al caso de Belsasar, vemos la importancia de tomar a Dios en serio y no desatender ninguna lección espiritual. Belsasar no se benefició de la lección aprendida por su antepasado Nabucodonosor en el capítulo 4. El caso de Nabucodonosor nos enseña que debemos ser cuidadosos y no dedicarnos a contemplar aquello que hayamos logrado. El palacio edificado por Nabucodonosor era vasto. Cuando él paseaba por el techo de dicho palacio, se llenó de orgullo y dijo: “¿No es ésta Babilonia la grande, que yo edifiqué para casa real con la fuerza de mi poder y para gloria de mi majestad?” (4:30). Esto debe servirnos de advertencia en el sentido de que nuestros logros pueden hacer que nos volvamos orgullosos, y esto podría traer el juicio de Dios. El juicio de Dios sobre Nabucodonosor lo redujo a nada. Ésta fue la razón por la cual él pudo decir acerca del Señor: “Todos los habitantes de la tierra son considerados como nada, / pero Él hace según Su voluntad en el ejército del cielo / y entre los habitantes de la tierra; / no hay quien detenga Su mano, / ni le diga: ¿Qué haces?” (4:35). En 4:37, con respecto al Señor, Nabucodonosor también dijo: “Él puede humillar a los que andan con soberbia”. Belsasar debía haber aprendido la lección con base en la experiencia de Nabucodonosor; sin embargo, no aprendió la lección y, como resultado de ello, padeció.
La situación de Belsasar debe causarnos una profunda impresión. Todos debemos ver que si hemos recibido alguna lección de parte de Dios, tenemos que tomarla en cuenta con toda seriedad. Si desatendemos cualquier lección, padeceremos.
En medio de todos los eventos que tuvieron lugar en el capítulo 5, o de manera paralela a todos esos eventos, la economía de Dios era llevada a cabo. Dios sabe cómo administrar la situación mundial. No piensen que Darío el medo vino a matar a Belsasar por casualidad. No, tal evento correspondía al hecho de que Dios estaba llevando a cabo Su economía. Si Dios hubiera dejado el imperio en manos de los babilonios, jamás podría haberse realizado el retorno de los cautivos a Israel. Por tanto, era necesario que el imperio fuese cambiado de oro a plata. Esto fue realizado por Dios. Ésta era la obra moderadora de Dios, el equilibrio administrado por Él en Su economía, con la finalidad de llevar a cabo Su plan.
(
Estudio-vida de Daniel, capítulo 7, por Witness Lee)