Resultado de la dispensación de la Trinidad procesada y la transmisión del Cristo que lo transciende todo, El, por Witness Lee

EL DISPENSAR DEL ESPIRITU AL DAR LAS ARRAS A LOS CREYENTES

Finalmente, este sellar se convierte en las arras (Ef. 1:14). Cuanto más sellado esté una hoja de papel, más tinta estará sobre el papel. De la misma manera, cuanto más nos sella el Espíritu, más compartirá con nosotros el elemento de Dios. El elemento que sella llega a ser las arras que garantizan que Dios es nuestra herencia. El sellar declara que somos la herencia de Dios. Finalmente, este sellar se convierte en las arras que garantizan que Dios es nuestra herencia. Las arras del Espíritu garantizan que Dios es nuestra herencia. ¡Cuán bueno es el hecho de que nosotros somos la herencia de Dios y El es la nuestra! Aunque un hermano pierda su trabajo, él sigue siendo la herencia de Dios, y Dios sigue siendo la suya. Bajo el sellar y las arras del Espíritu, no debemos preocuparnos por nada. No importa lo que nos pueda suceder, seguimos siendo la herencia de Dios, y El sigue siendo nuestra herencia. Esto se debe a nuestra participación en el sellar del Espíritu y en las arras como dispensar Suyo.

El sellar y las arras del Espíritu acaban por hacernos Dios en Su vida y naturaleza, pero no en Su deidad. Hacen que tengamos la plena certeza de que pertenecemos a Dios y que Dios es nuestro.

(Resultado de la dispensación de la Trinidad procesada y la transmisión del Cristo que lo transciende todo, El, capítulo 3, por Witness Lee)