Lecciones de vida, tomo 3, por Witness Lee

I. HAY SOLAMENTE DOS HOMBRES A LOS OJOS DE DIOS

A. Adán es tanto el primer hombre como el hombre inicial

1) “El primer hombre es de la tierra” (1 Co. 15:47); “El primer ... Adán” (v. 45).

Aunque hay millones de personas en la tierra, solamente hay dos hombres a los ojos de Dios. El primero es Adán. La Biblia lo llama el primer hombre y también el primer Adán. El es de la tierra; por consiguiente, es terrenal. El es el principio del hombre, y no había hombre antes de él. Por lo tanto, él es el primer hombre, el hombre inicial. Todos nosotros, la gente en el mundo, somos sus descendientes; salimos de él, estamos en él y somos un hombre con él.

B. Cristo es el segundo Hombre y el postrero

1) “El segundo hombre es del cielo” (1 Co. 15:47); “El postrer Adán” (v. 45).

Estos versículos se refieren a Cristo. Aquí la Biblia llama a Cristo el segundo Hombre. A nuestros ojos, puesto que el primer hombre es Adán, el segundo hombre debería ser su hijo primogénito, Caín, como la segunda generación de la humanidad. Sin embargo, la Biblia, pasando por alto a Caín y a millones de sus descendientes, dice que el segundo Hombre es Cristo. ¡Este es el punto de vista de Dios! A los ojos de Dios, el primer hombre después de Adán es Cristo. Antes de Cristo, solamente existió un hombre, Adán, y no existió ningún otro hombre aparte de él. Así que, Adán es el primer hombre, y Cristo es el segundo Hombre. Las Escrituras aquí no solamente llaman a Cristo el segundo Hombre, sino también el postrer Adán, es decir, el último Hombre. Esto nos muestra que Dios ve a Cristo no solamente como el segundo Hombre, sino también como el último Hombre, y no hay otro hombre después de El. Aunque sí existió un primer hombre antes de Cristo, no existe tercer hombre después de El. Adán es el primer hombre, y Cristo es el segundo Hombre. Por lo tanto, a los ojos de Dios, sólo hay dos hombres en el universo: Adán y Cristo. Todos los otros millones de personas o están en Adán, son de Adán y son un hombre con Adán, o están Cristo, son de Cristo y son un hombre con Cristo.

(Lecciones de vida, tomo 3, capítulo 1, por Witness Lee)