II. LAS CONDICIONES PARA EXPERIMENTAR A CRISTO
A. Permanecer en El
1) “El que permanece en Mí, y Yo en él...” (Jn. 15:5).
La primera condición para experimentar a Cristo permaneciendo en nosotros es que nosotros permanezcamos en El. Debemos permanecer en El, dándole el tiempo y espacio para que así El pueda permanecer en nosotros.
B. Permanecer crucificados juntamente con El
1) “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, más vive Cristo en mí” (Gá. 2:20).
La experiencia de nuestra crucifixión con Cristo también es una condición básica para nuestra experiencia de Cristo. Puesto que permanecemos en El, seguramente estamos en nuestra crucifixión con El, esto es, en Su muerte todo-inclusiva, la cual anula nuestra existencia para que así ya no vivamos más. De esta manera, permitimos que Cristo viva en nosotros para que le experimentemos y le disfrutemos como nuestra vida.
C. Amarle y guardar Su palabra
1) “El que me ama, Mi palabra guardará; y Mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él” (Jn. 14:23).
Amar a Cristo y obedecer Su palabra son también condiciones para que experimentemos a Cristo permaneciendo en nosotros. Si le amamos y guardamos Su palabra, El y el Padre vendrán a morar con nosotros para que disfrutemos todas las bendiciones del Dios Triuno morando con nosotros.
D. Ser fortalecidos en el hombre interior
1) Que Dios el Padre “os dé ... el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por Su Espíritu; para que Cristo haga Su hogar en vuestros corazones...” (Ef. 3:16-17).
Ser fortalecidos por Dios con poder por Su Espíritu en nuestro hombre interior (nuestro espíritu) es la condición para que experimentemos a Cristo haciendo Su hogar en nuestros corazones. Esta experiencia de Cristo es profunda, y por lo tanto la estipulación de ésta, o sea, que todo nuestro ser sea fortalecido en nuestro espíritu por Dios, es de mucho peso.
E. Tener toda confianza
1) “...con toda confianza, como siempre, ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte” (Fil. 1:20).
A fin de magnificar a Cristo, debemos tener confianza en todas las cosas, sin importarnos la vida o la muerte. Esta es la más alta condición para nuestra máxima experiencia de Cristo.
(Lecciones de vida, tomo 3, capítulo 4, por Witness Lee)