Nuestro espíritu humano, por Witness Lee

LA NOVEDAD DEL MANA

Los hijos de Israel comían maná todos los días, pero no había vejez. Todos los días se hallaba la novedad del maná, la frescura del maná (Ex. 16:13-15, 21-22). Muchas personas compran sus comestibles una vez por semana. Compran su comida y la ponen en el refrigerador por una semana. Pero Dios no dio el maná una vez por semana. Los hijos de Israel no salían de sus tiendas el lunes por la mañana, recogiendo maná y luego poniéndolo en el refrigerador para disfrutarlo por una semana. Dios enviaba el maná día tras día, de madrugada.

Si usted ama su cama, pierde el maná. Tiene que levantarse cada mañana para tocar el rocío fresco, puesto que el maná siempre descendía con el rocío (Ex. 16:13-14). Tiene que levantarse temprano para recoger maná cada mañana. Cada mañana es el mismo maná, pero cada mañana es fresco. Yo sí creo que lo que estaba en el corazón del Señor era que Su pueblo tuviera que levantarse temprano de madrugada para tener contacto con El.

Tenemos la misma Biblia cada mañana, el mismo maná, pero debe ser fresca cada mañana bajo el fresco rocío. Todo depende de su contacto con Dios. Si en su lectura de la Biblia, no hay contacto con Dios, el mismo libro se vuelve viejo. Si hay contacto con Dios, el mismo libro se vuelve nuevo. El servir a Dios hoy no es asunto de vejez, sino de novedad. ¡Novedad es sencillamente Dios mismo! ¡La novedad está en Dios! Si usted tiene contacto con Dios, si está en Dios y si es uno con Dios, cualquier cosa que diga es nueva. Por cuarenta años el mismo maná descendió una y otra vez, pero era nuevo cada mañana. Ser nuevo significa estar en la presencia de Dios, estar en Dios. Servimos a Dios hoy en la novedad de Su presencia. Odio ver la vejez en las reuniones de la iglesia. Debemos aprender a estar nuevos en la presencia del Señor en todo lo que hacemos. En toda cosa que hacemos debemos tener a Dios. Entonces tenemos la novedad.

(Nuestro espíritu humano, capítulo 5, por Witness Lee)