Nuestro espíritu humano, por Witness Lee

NACIDO DE NUEVO

Se nos enseñó a muchos de nosotros que por ser tan pecaminosos, malvados y malos, necesitamos nacer de nuevo. Supongamos que usted no es malvado ni pecaminoso, sino que es tan bueno, aun mejor que los ángeles. ¿Necesitaría aún nacer de nuevo? Los ángeles son buenos, pero no tienen la vida de Dios. Necesitamos nacer de nuevo. No importa si usted es bueno o malo. Todavía necesita la vida de Dios. Aun si no fuera pecaminoso, todavía necesitaría ser regenerado, ser renacido. Antes de la caída, Adán era perfecto, puro y limpio; no había nada malo en él, nada deficiente, nada con exceso, nada dañado, nada arruinado y nada corrompido. Adán era tan perfecto, puro y limpio. Este hombre original tan puro, perfecto y limpio, necesitaba nacer de nuevo a fin de tener la vida de Dios. ¿Cómo podría haber obtenido Adán la vida de Dios? Al recibir el árbol de la vida (Gn. 2:9). Si la vida del árbol de la vida hubiera entrado en él, ¡habría nacido él de nuevo! Habría recibido otra vida, la vida de Dios. Nacer de nuevo simplemente significa recibir otra vida.

(Nuestro espíritu humano, capítulo 2, por Witness Lee)