LAS COSAS NO PERDURAN PARA SIEMPRE
Las cosas espirituales tampoco perduran eternamente. ¿Qué es lo que muchos buscan y desean? Ellos buscan “cosas”. Muchas hermanas han venido a mí y me han dicho que desean tener paciencia. Me parece que la palabra “paciencia” era muy pequeña para ellas. Ellas deseaban poder ser pacientes; pensaban que sería maravilloso que Dios les diera una dosis de paciencia y que al tomarla, llegarían a ser pacientes. Ellas buscaban una paciencia que les durara de tres a cinco días, pues tendría una fecha de vencimiento. Con el tiempo, la palabra “paciencia” se fue empequeñeciendo, hasta que un día se extinguió. Si lo que pedimos es una cosa, ésta llegará a su fin algún día. Aún cuando sea algo que uno reciba por medio de la oración, se terminará. Algunas veces Dios contesta las oraciones de Sus hijos para satisfacer sus necesidades inmediatas y para complacerlos. Pero esto no lo hace siempre.
En el mundo de Dios no hay muchas cosas, pues allí Cristo lo es todo y está en todo. Dios únicamente tiene a Cristo. El no permitirá que la paciencia, la humildad o el amor perduren indefinidamente sobre la tierra como virtudes aisladas. ¿Qué quiere El al final? El quiere mostrarnos que Cristo es la paciencia, la humildad y el amor. El no nos da virtudes sino a Cristo. Un día, cuando tengamos la debida relación con el Señor, se resolverá el asunto de la paciencia. Lo que en realidad importa es Cristo, no la paciencia. Una vez que nuestra relación con Cristo se normalice al grado que Dios espera, el problema de la falta de paciencia se resolverá, lo mismo que la cuestión del orgullo y diez mil asuntos más. El resultado será Cristo, y no virtudes.
(Cristo es todas las cosas y los asuntos espirituales, capítulo 5, por Watchman Nee)