Presentación actual de la manera ordenada por Dios y las señales acerca de la venida de Cristo, La, por Witness Lee

LOS SACERDOTES DEL EVANGELIO DE DIOS

Prácticamente en todas partes en el Nuevo Testamento Dios nos habla de cómo ser sacerdotes del evangelio de Dios, de cómo servir a Dios. Pablo llamó a los sacerdotes del Nuevo Testamento sacerdotes del evangelio (Ro. 15:16). Ellos son sacerdotes, pero al mismo tiempo son predicadores del evangelio, es decir, sacerdotes que se especializan en el evangelio. En el Antiguo Testamento los sacerdotes se especializaban en lo tocante a los sacrificios. De este modo, vemos que los sacerdotes del evangelio, mencionados en Romanos 15:16, se especializan en el evangelio. En griego, la frase traducida “sacerdote del evangelio” tiene un significado adicional, pues no simplemente denota un sacerdote del evangelio, sino también un sacerdote que labora. En otras palabras, los sacerdotes neotestamentarios del evangelio deben ser sacerdotes que laboran, no sacerdotes que están satisfechos u ociosos, sino sacerdotes que diligentemente se esfuerzan y laboran. Ellos son sacerdotes que laboran diligentemente en el evangelio de Dios. Pablo era este tipo de sacerdote del evangelio Dios, y nosotros también debemos serlo.

Edificados hasta ser el sacerdocio santo de Dios

Conforme al Nuevo Testamento, existen al menos siete aspectos relacionados con el hecho de ser sacerdotes del evangelio de Dios. En primer lugar, estos sacerdotes son edificados hasta ser el sacerdocio santo de Dios. Los sacerdotes del evangelio de Dios no sirven solos o individualmente, sino que son edificados hasta ser un sacerdocio. Sabemos que hoy en día para tener éxito en cualquier clase de obra en la sociedad humana, ésta debe ser realizada por un grupo organizado de personas. Es difícil que un solo individuo obtenga un éxito considerable; para obtener un gran éxito se requiere el esfuerzo de un grupo organizado de personas. Los sacerdotes del Antiguo Testamento no servían individualmente, sino que llevaban a cabo sus deberes en grupo. Todos ellos pertenecían a la casa de Aarón; eran los hijos de Aarón que conformaban un cuerpo de sacerdotes. El capítulo 1 de Lucas nos dice que cuando el sacerdote Zacarías fue a servir a Dios, él servía en el cuerpo sacerdotal según el orden de su turno. Cuando predicamos el evangelio en la iglesia hoy, también debemos entender que toda la iglesia constituye un sacerdocio del evangelio.

En griego, se usa una palabra para denotar los debes sacerdotales o la labor sacerdotal y otra diferente para referirse al cuerpo de sacerdotes o el sacerdocio, pero en español la misma palabra denota ambas cosas. Por esta razón, cuando leemos la Biblia en español muchas veces nos es difícil saber a qué se refiere la palabra sacerdocio. En 1 Pedro 2:5 y 9 se refiere al cuerpo de sacerdotes y no a los deberes sacerdotales. Hoy en la iglesia nosotros, los sacerdotes del evangelio, debemos ser edificados conjuntamente para servir en coordinación como un cuerpo de sacerdotes. No piensen que esto es algo insignificante. Si predicamos el evangelio sin ser edificados, sino de forma individualista, nuestro evangelio jamás será poderoso ni eficaz. Si deseamos que la predicación del evangelio sea poderosa y eficaz, debemos ser conjuntamente edificados y coordinados.

En la historia de la iglesia es difícil hallar un grupo de cristianos que no se haya dividido. No es fácil para nosotros ser coordinados o edificados en la iglesia, porque a pesar de haber sido regenerados en nuestro espíritu, aun no hablamos ni andamos en nuestro espíritu. Si queremos que la iglesia del Señor sea bendecida, primeramente tenemos que aprender la lección de la coordinación. Tenemos que aprender a ser rectos y no deshonestos, a obedecer al Señor y a ser edificados con otros hasta ser un sacerdocio santo.

Anuncian las virtudes de Aquel que los salvó de las tinieblas a Su luz admirable

En segundo lugar, el sacerdocio del evangelio debe anunciar las virtudes (como amor, gracia y perdón) de Aquel que nos salvó de las tinieblas a Su luz admirable (1 P. 2:9). Anunciar Sus virtudes es anunciar lo que Él es en Sus atributos. Anunciar esto a las personas es nuestra predicación del evangelio. Ser sacerdotes del evangelio de Dios es anunciar las virtudes de lo que Él es, anunciar cómo Él nos salvó de las tinieblas a Su luz admirable.

Llevan a cabo la mayordomía de la gracia de Dios en la economía de Dios

Tercero, los sacerdotes del evangelio de Dios deben llevar a cabo la mayordomía de la gracia de Dios en la economía de Dios (Ef. 3:2; 1 Co. 9:16-17). Como sacerdotes neotestamentarios del evangelio, tenemos una mayordomía, la cual es la economía de Dios. Cada vez que salimos a predicar el evangelio, estamos llevando a cabo nuestra mayordomía en la economía de Dios, que consiste en impartir a otros la salvación y vida de Cristo.

Ministran a otros las inescrutables riquezas de Cristo como la gracia de Dios

Cuarto, los sacerdotes del evangelio deben ministrar a otros las inescrutables riquezas de Cristo como la gracia de Dios. Esto es impartir a Cristo a las personas.

Ofrecen sacrificios espirituales aceptables a Dios, es decir, ofrecen a los pecadores que han sido salvos y hechos miembros de Cristo para constituir el Cuerpo de Cristo

Quinto, después que impartamos a Cristo en otros, el resultado será el siguiente: ellos recibirán al Señor y creerán en Él, y nosotros los bautizaremos en el Dios Triuno. Así, los pecadores que salvamos llegarán a ser sacrificios espirituales que podremos ofrecer a Dios como ofrenda aceptable a Él, y ellos asimismo llegarán a ser miembros de Cristo que constituyen el Cuerpo de Cristo (1 P. 2:5; Ro. 15:16b). Una vez que un pecador es salvo y bautizado por nosotros, llega a ser un cordero del Señor destinado a ser ofrecido en sacrificio a Dios, y también llega a ser un miembro del Cuerpo de Cristo que forma parte del Cuerpo de Cristo.

Como sacerdotes que somos, debemos ofrecer sacrificios. Todos los sacrificios del Antiguo Testamento son tipos de Cristo. Por lo tanto, lo que los sacerdotes del Antiguo Testamento ofrecían eran tipos de Cristo; podremos decir que ofrecían a Cristo a modo de tipo. Pero lo que los sacerdotes neotestamentarios ofrecen es Cristo mismo, puesto que los pecadores que salvamos son miembros del Cuerpo de Cristo y, de ese modo, son los elementos constitutivos del Cuerpo de Cristo. Por lo tanto, a los ojos de Dios es Cristo mismo lo que nosotros los sacerdotes neotestamentarios del evangelio ofrecemos. En el Antiguo Testamento, lo que se ofrecía eran tipos de Cristo como un solo individuo, mientras que lo que se ofrece en el Nuevo Testamento es la realidad del Cristo corporativo. Por lo tanto, lo que ofrecemos es mayor y más excelente que lo que se ofrecía en el Antiguo Testamento. Cada vez que ganemos a una persona mediante la predicación del evangelio, debemos ofrecerla con regocijo sobre el altar como un sacrificio a Dios y como un miembro del Cuerpo de Cristo. Puesto que todos los miembros en conjunto constituyen el Cuerpo de Cristo, esto significa que lo que ofrecemos es el Cristo corporativo.

(Presentación actual de la manera ordenada por Dios y las señales acerca de la venida de Cristo, La, capítulo 4, por Witness Lee)