CRISTO TIENE LA GLORIA QUE TUVO
JUNTO CON EL PADRE EN LA ETERNIDAD
Juan 17:5 dice: “Ahora pues, Padre, glorifícame Tú junto contigo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese”. Este versículo nos dice que en la eternidad pasada el Señor Jesús gozaba de la misma gloria que Dios. No es fácil explicar este versículo porque no estuvimos presentes allí, ni tampoco sabemos cómo fue aquello. Pero todos sabemos que Juan 17 es la oración que el Señor Jesús pronunció antes de Su crucifixión. Después de haber ofrecido esta oración, el Señor se dirigió esa misma noche al huerto de Getsemaní donde fue traicionado, arrestado y juzgado; al día siguiente, fue condenado a muerte en la cruz. Por lo tanto, esta oración encierra un significado muy crítico y profundo. Aunque usted la leyera varias veces, me temo que no llegaría a entender todas sus implicaciones; ello se debe a que el Señor Jesús dedicó esta oración directamente a Dios y no a nosotros. Por eso no le preocupó que nosotros la entendiésemos o no. El Señor Jesús no oró pidiendo: “Padre concédeme tener gloria junto contigo”, sino que dijo: “Padre, glorifícame Tú junto contigo...”. No se trata de tener o no tener gloria, sino de gozar de ella y disfrutarla. No es que el Señor Jesús no tuviese esa gloria, ya que cuando pronunció esta oración, dicha gloria ya estaba con Él, mas no disfrutaba de ella. Antes de que el mundo fuese, antes del comienzo del tiempo, el Señor Jesús ya tenía esta gloria junto con el Padre. Esta gloria también estaba con Él cuando vivía en la tierra, pero no la disfrutaba todavía. Por eso en Juan 17 Él oró: “Padre, glorifícame Tú junto contigo, pues ha llegado la hora en que Tú deseas que Yo disfrute de esta gloria”.
(Cristo en Su excelencia, capítulo 3, por Witness Lee)