RECIBIMOS DE SU PLENITUD, Y GRACIA SOBRE GRACIA
En Juan 1:14 y 16 se nos dice: “Y el Verbo se hizo carne, y fijó tabernáculo entre nosotros ... lleno de gracia y de realidad ... Porque de Su plenitud recibimos todos, y gracia sobre gracia”. Cuando Cristo vino, Él era Dios hecho carne; es decir, al entrar en la esfera del tiempo y formar parte del linaje humano, Cristo era Dios que fijó tabernáculo entre los hombres y habitó entre ellos, lleno de gracia y de realidad. Ahora, Cristo ha sido hecho el Espíritu a fin de morar en nuestro ser, y es así como hemos recibido la gracia de Cristo. No es que hayamos recibido algo, alguna cosa, sino que hemos recibido de Su plenitud misma; incluso recibimos gracia sobre gracia. Recibir de “Su plenitud” y recibir “gracia sobre gracia” implica que además de recibir de Su plenitud, la recibimos con gracia sobre gracia. Alabamos al Señor y le damos gracias por habernos concedido no solamente una fracción de Sus riquezas, sino que hemos recibido de Su plenitud. Y no sólo eso, sino que al recibir de Su plenitud, también la recibimos con gracia sobre gracia.
¿Qué quiere decir que hemos recibido de Su plenitud y gracia sobre gracia? Permítanme presentarles el siguiente ejemplo. Es posible que al estar escuchando este mensaje, usted se diga: “¡Te doy gracias Señor y te alabo! ¡Cuán rico es este mensaje! Ciertamente usted ha recibido cierto suministro, y es posible que piense que ha recibido gracia y realidad. No obstante, yo no estaría muy seguro de que usted haya recibido de Su plenitud y gracia sobre gracia, porque sigue habiendo ciertas reservas en su ser. Tal vez piense que estoy exagerando al decir esto, pero lo que usted ha estado recibiendo es “gracia bajo gracia”. Es por eso que yo soy tan repetitivo y uso muchas palabras, para que la “película” de la “cámara” que se halla en su ser sea sensibilizada a tal grado que usted pueda seguir recibiendo esta gracia sin reservas. Esto es recibir de Su plenitud y gracia sobre gracia. Es necesario que recibamos todo aquello que Cristo es en plenitud y gracia sobre gracia.
(Cristo en Su excelencia, capítulo 4, por Witness Lee)