I. EL BENEFICIO
DE HACER UN RECUENTO DEL PASADO
Hacer un recuento del pasado proporciona un beneficio triple.
A. Nos trae nueva luz y nueva revelación
Hacer un recuento del pasado nos trae nueva luz y nueva revelación. Si hemos de recibir esta luz y revelación, es necesario que estemos en la presencia del Señor al hacer el recuento de nuestro pasado; de lo contrario, simplemente haremos una especie de retrospección, lo cual no servirá de nada. Si consideramos nuestro pasado en la presencia del Señor, Él podría darnos nueva luz y nueva revelación referente a lo que fuimos en el pasado.
B. Nos ayuda a conocer
el corazón de Dios y Su mano
Hacer un recuento del pasado también nos ayuda a conocer el corazón de Dios y Su mano. El corazón de Dios es amoroso, y Su mano es justa. Según Su corazón, Dios es amoroso; según Su mano, Él es justo.
C. Nos ayuda a conocernos a nosotros mismos,
a condenar la carne
y a aprender a rechazar el yo y la carne
Hacer un recuento de nuestro pasado nos ayuda a conocernos a nosotros mismos, a condenar la carne y a aprender a rechazar el yo y la carne. Mientras hacíamos ciertas cosas o pasábamos por ciertas situaciones en el pasado, nos era difícil conocernos a nosotros mismos. Pero después, al mirar retrospectivamente, podemos recibir luz para conocernos a nosotros mismos y a nuestra carne a fin de que rechacemos el yo y la carne.
(Estudio-vida de Deuteronomio, capítulo 3, por Witness Lee)