Estudio-vida de Deuteronomio, por Witness Lee

VIII. VAGAN DESDE CADES-BARNEA HASTA CRUZAR EL ARROYO ZERED

A. Vagan por treinta y ocho años

Deuteronomio 2:1-23 habla del recorrido que hicieron al vagar desde Cades-barnea hasta que cruzaron el arroyo Zered. El versículo 14a dice: “Los días que anduvimos de Cades-barnea hasta que cruzamos el arroyo Zered fueron treinta y ocho años”. Pese a que Cades-barnea era la entrada a la buena tierra, Dios mandó a los hijos de Israel que dejaran ese lugar y vagaran en el desierto por treinta y ocho años.

B. Para consumir la carne e incredulidad del hombre, y manifestar la misericordia de Dios y Sus bendiciones

El propósito de los años en que anduvieron vagando era que la carne e incredulidad del hombre fuese consumida y que la misericordia de Dios y Sus bendiciones fuesen manifestadas (v. 7). En nosotros mismos, no somos más que carne e incredulidad, lo cual nos lleva a alejarnos de Dios. Nuestra carne e incredulidad tienen que ser consumidas. Aunque es fácil hablar de esto, se requieren muchos años para experimentarlo. A los hijos de Israel les tomó treinta y ocho años. Por una parte, esos fueron años desperdiciados; por otra, esos años fueron útiles, pues consumieron la carne e incredulidad de ellos.

Durante esos años se manifestaron la misericordia de Dios y Sus bendiciones. Durante los treinta y ocho años que vagaron por el desierto, Dios hizo muchas cosas por Su pueblo. Pese a que ellos hicieron manifiesta su incredulidad, Él les mostró Su amor. ¿De qué manera lo hizo? Lo hizo mostrándoles misericordia y bendiciéndolos. Durante los años en que Su pueblo anduvo vagando, Dios tuvo misericordia de ellos y los bendijo, pese a que eran carnales y estaban llenos de incredulidad.

Debido a que estamos tan lejos de Dios y nuestra condición es tan deplorable, la gracia de Dios no puede llegar hasta nosotros a menos que Él primero tenga misericordia de nosotros. La misericordia de Dios va más lejos que Su gracia. Podríamos decir que la misericordia es la gracia de Dios que se extiende más allá del límite de la gracia misma. En otras palabras, cuando la gracia de Dios se extiende al grado de llegar hasta donde nos encontramos, se convierte en misericordia. Puesto que Su misericordia llegó hasta nosotros y estamos bajo Su misericordia, Dios puede bendecirnos. Si nos diéramos cuenta de cuán lamentable es nuestra situación y de cuán grande es la distancia que nos separa de Dios, oraríamos diciendo: “Señor, necesitamos de Tu misericordia porque nuestra condición está muy lejos de merecer Tu gracia. Gracias, Señor, porque en Tu misericordia puedes llegar hasta donde nosotros nos encontramos”. Como personas que nos encontramos bajo Su misericordia, también debiéramos orar pidiendo la bendición de Dios, diciendo: “Señor, no confiamos en lo que podemos hacer. Tampoco confiamos en nuestra labor. Nuestra confianza, Señor, está en Tu bendición”.

(Estudio-vida de Deuteronomio, capítulo 4, por Witness Lee)