III. EL CONTENIDO DEL EVANGELIO DE JUAN
A. Sinopsis de toda la Biblia
Hemos visto que la Biblia es un libro de vida y de edificación y que el Evangelio de Juan también se centra en estos dos temas.
1. Vida
El Evangelio de Juan revela que en Cristo, el Verbo de Dios, está la vida (1:4), que Él vino para que el hombre tuviera vida (10:10b), y que Él mismo es la vida (11:25; 14:6). Además, este Evangelio nos muestra que Cristo es el pan de vida (6:35); que Él tiene el agua de vida (4:14); que Él da vida al hombre (5:21); y que Él incluso vive en el hombre como vida (14:19).
2. Edificación
El Evangelio de Juan revela la edificación. En 1:14 vemos que Cristo en la carne era el tabernáculo, el cual servía como la habitación de Dios entre los hombres en la tierra. “Y el Verbo se hizo carne, y fijó tabernáculo entre nosotros”. También, el cuerpo de Cristo era el templo antes de Su muerte y después de Su resurrección (2:19-22). Antes de Su muerte Su cuerpo en la carne era el templo, y después de Su resurrección Su cuerpo resucitado siguió siendo el templo de Dios. Esto es la edificación. Además, este Evangelio revela que los creyentes serán edificados como la morada del Dios Triuno (14:2, 23), lo cual se expone adecuada y plenamente en Juan 14. Conforme a dicho capítulo, todos los creyentes serán edificados juntamente como la habitación eterna de Dios, la cual tiene muchas moradas. Así que, como se indica en la última oración del Señor, hallada en Juan 17, todos Sus creyentes deben ser edificados y hechos uno (vs. 11, 21-23).
B. Dos secciones
1. La primera sección: la venida del Señor
La primera sección del Evangelio de Juan, compuesta de los primeros trece capítulos, trata de la venida del Señor Jesús, en la cual introduce a Dios en el hombre y lo da a conocer. Esta sección nos dice que el Señor era el Verbo de Dios, Dios mismo, quien vino por medio de Su encarnación para introducir a Dios en el hombre y para darle a conocer. Antes de Su encarnación, Él estaba separado del hombre, Dios era Dios, y el hombre era hombre. Sin embargo, por medio de Su encarnación, Él introdujo a Dios en el hombre. Dios se hizo uno con un hombre llamado Jesús, un hombre que era tanto Dios como hombre. Aunque nadie jamás ha visto a Dios, por medio de la encarnación el unigénito Hijo de Dios le ha dado a conocer en vida, en luz, en gracia y en realidad. Veremos más al respecto en los mensajes siguientes. Por ahora es suficiente recordar que en la primera sección del Evangelio de Juan vemos cómo Dios fue introducido en el hombre y cómo Él se dio a conocer al hombre.
2. La segunda sección:
el Señor parte en la muerte
y regresa en la resurrección
La segunda sección, compuesta de los últimos ocho capítulos, abarca el hecho de que el Señor parte en la muerte y regresa en la resurrección a fin de introducir al hombre en Dios y de permanecer en el hombre y con el hombre, con miras a cumplir la obra edificadora de Dios. En la primera sección Él introdujo a Dios en el hombre; en la segunda, Él pasó por la muerte y la resurrección para introducir al hombre en Dios. De esta manera, Él puede entrar en el hombre y permanecer en él y con él a fin de cumplir la obra edificadora de Dios.
Aunque el vocabulario del Evangelio de Juan es sencillo y breve, este libro es profundo. El vocabulario es tan elemental que incluso un niño de primer grado podría leerlo en gran parte. “En el principio era el Verbo”; “Yo soy la luz”; “Yo soy la vida”. Estas declaraciones son sencillas, pero su significado es profundo. ¿Qué significa la expresión el Verbo? Trate de definirla usted. ¿Qué significa la frase en Él estaba la vida? ¿Quién puede definir lo qué es la vida? Es insondable y está muy lejos de nuestro entendimiento. Por esto, este evangelio, en su estilo breve y sencillo, usa muchas alegorías y figuras retóricas. En Juan 1 tenemos el Verbo. Sabemos que este Verbo era Cristo. Sin embargo, no debemos pensar que Cristo era una palabra con cinco letras; el Verbo en este versículo es una alegoría, una figura retórica, la cual describe lo que Cristo significa para Dios. En 1:14 tenemos el tabernáculo, que también es Cristo. Además, en 1:29 a Cristo se le llama “el Cordero de Dios”, aunque en realidad no era un cordero con cuatro patas. Hemos visto que Cristo le cambió el nombre a Pedro, llamándolo piedra (1:42), pero esta “piedra” tiene un significado espiritual. Por lo tanto, no debemos intentar entender el Evangelio de Juan solamente conforme a las letras impresas; necesitamos entender las alegorías de manera adecuada según la revelación de toda la Biblia.
Casi todos los capítulos del Evangelio de Juan contienen algunas figuras. En el capítulo 1 tenemos el Verbo, la luz, el tabernáculo, el cordero, la piedra y la escalera celestial; en el capítulo 2, las tinajas de piedra para agua, el vino, el templo y la casa del Padre; en el capítulo 3, la serpiente en el asta; en el capítulo 4, el pozo de Jacob y el agua viva; en el capítulo 6, el pan viviente; en el capítulo 7, los ríos de agua viva; en el capítulo 9, la saliva y el lodo; en el capítulo 10, la puerta, el redil, el rebaño, el pasto y el pastor; en el capítulo 12, el grano de trigo; en el capítulo 13, el lavamiento de los pies; en el capítulo 15, la vid y los pámpanos; en el capítulo 16, la mujer y el hijo; en el capítulo 19, el hueso, la sangre y el agua; en el capítulo 20, el aliento; y en el capítulo 21, las ovejas y los corderos. No podemos entender adecuadamente este Evangelio sin entender todas sus figuras retóricas.
Debido a que los asuntos de la vida son abstractos y profundos, es extremadamente difícil describirlos y expresarlos usando el lenguaje humano ordinario. Por esto, este Evangelio usa varias figuras para representar lo espiritual, los asuntos extremadamente profundos de vida y edificación. Por lo tanto, necesitamos leer cuidadosamente el Evangelio de Juan, orando para que recibamos un entendimiento genuino de las alegorías. Para ayudarle a usted en este empeño, sugerimos que lea el Evangelio de Juan en la Versión Recobro, prestando atención especial a todas las notas. El texto y las notas lo ayudarán.
(
Estudio-vida de Juan, capítulo 1, por Witness Lee)