Estudio-vida de Juan, por Witness Lee

LA CONDICIÓN Y LA NECESIDAD DEL HOMBRE

Primeramente veamos la condición del hombre en cada caso. El primer caso, presentado en el capítulo 3, habla acerca de una persona moral de clase alta, que acudió al Señor. Él era un caballero superior, sumamente culto, muy religioso, que buscaba a Dios y le temía. El segundo caso, hallado en el capítulo 4, presenta exactamente la condición contraria. El primer caso es acerca de un hombre moral; el segundo trata de una mujer inmoral. El primero presenta a una persona apacible, de clase privilegiada, mientras que el segundo caso presenta a una persona alocada, y de clase baja. Esta mala mujer había tenido cinco maridos y estaba viviendo con un sexto hombre que no era su marido. El tercer caso, presentado en el capítulo 4, habla de un joven que estaba enfermo y a punto de morir. El cuarto caso, en el capítulo 5, trata de un hombre que había estado enfermo durante treinta y ocho años, que estaba sumamente débil y era incapaz de dar un solo paso. El quinto caso, el del capítulo 6, habla de la multitud hambrienta que buscaba algo con que alimentarse. El sexto caso, presentado en el capítulo 7, trata del pueblo sediento cuya sed no pudo ser apagada ni por la mejor religión ni por ninguna otra cosa de esta vida. El séptimo caso, hallado en el capítulo 8, presenta a una mujer pecaminosa que cometió un pecado terrible y permanecía bajo la condenación y esclavitud de su pecado. El octavo caso, presentado en los capítulos 9 y 10, tiene que ver con un hombre ciego de nacimiento. Finalmente, el noveno caso en el capítulo 11 trata de Lázaro, quien murió y estuvo sepultado por cuatro días.

Las diversas condiciones de las personas mencionadas en los nueve casos representan las condiciones de todos los hombres. Algunos hombres son buenos como Nicodemo, mientras que otros son perversos como la mujer samaritana. Otros, como el joven de Capernaum, están a punto de morir; y la mayoría es débil como el hombre que estuvo enfermo durante treinta y ocho años. Todos desean hacer el bien, pero no tienen la fuerza para cumplir ese deseo. Conocen la religión, pero por ser débiles, no tienen la fuerza para vivir conforme a sus normas ni para cumplir sus regulaciones. Otros se encuentran hambrientos; anhelan algo que pueden disfrutar, mientras que otros tienen sed por algo más de lo que la vida humana puede ofrecerles. Hay algunos que tienen una sed tan intensa que nada de esta vida puede satisfacerlos. Otros continuamente cometen pecados y permanecen bajo la condenación y la esclavitud de tales pecados. Otros, como el hombre ciego, son ciegos, pero no físicamente, sino psicológica y espiritualmente. Al final, la última condición de todos los hombres es la muerte, porque están en la muerte y se encuentran en el camino que lleva a la muerte. No sólo están ya muertos, sino que también morirán más tarde. Todos los hombres están muertos, y además, van rumbo a la muerte. Por lo tanto, los nueve casos describen la verdadera condición de todo hombre. Estas condiciones muestran la necesidad del hombre, la cual únicamente el Señor como vida puede satisfacer plenamente.

(Estudio-vida de Juan, capítulo 8, por Witness Lee)