Práctica del profetizar, La, por Witness Lee

EL MODELO DEL PROFETIZAR DE ELISABET

Vive en la presencia de Dios y en comunión con el Señor

El modelo visto en el profetizar de Elisabet se encuentra en Lucas 1:39-45. El contenido de estos siete versículos implica que Elisabet, la madre de Juan el Bautista, vivía en la presencia de Dios y en comunión con el Señor, en comunicación constante y continua con Él. Sin vivir en la presencia de Dios y en comunión con el Señor, nadie podría expresar tal alabanza, tal bendición, junto con una profecía de predicción. Elisabet era una persona que estaba lista para hablar por el Señor. Cuando María vino y le saludó, la criatura que estaba en el vientre de Elisabet saltó, y ella empezó a profetizar. Si ella no hubiera estado lista para hablar por el Señor habría tomado más bien, el camino de una conversación natural.

Puesto a que Elisabet vivía en comunión con el Señor, dudo mucho que ella pudiera hablar de manera liviana o que pudiera chismear. No obstante, en la vida de la iglesia hoy en día, hay mucho chisme, especialmente por teléfono. Algunos tal vez digan que ellos están demasiado ocupados y cansados para orar, sin embargo, pueden pasar mucho tiempo hablando chismes por teléfono. Algunos afirman que no tienen veinte minutos para visitar a otros a fin de alimentarles con Cristo, pero parece que sí tienen suficiente tiempo para chismear. La razón por la cual muchos santos no pueden profetizar en las reuniones es que han pasado demasiado tiempo hablando chismes. Aun el hecho de reñir con nuestro cónyuge por un corto tiempo puede impedirnos hablar en las reuniones por muchos días.

Romanos 6:19 dice: “Así como presentasteis vuestros miembros como esclavos a la inmundicia y a la iniquidad para iniquidad, así ahora presentad vuestros miembros como esclavos a la justicia para santificación”. Muchos de nosotros necesitamos tomar una decisión en cuanto a presentar nuestra lengua y nuestros labios al Señor, con un voto de hablar Cristo y de abstenernos de hablar chismes. Semejante voto nos librará de chismear. Siempre que venga a nuestra boca una palabra de chisme, recordaremos que nuestra boca ha sido presentada al Señor para hablar Cristo. Si detenemos nuestro chisme así, no sólo nosotros seremos avivados, sino también toda la iglesia será avivada. Si el chisme se detuviera en todas las iglesias, todas ellas serían avivadas.

Posee el conocimiento espiritual y la preocupación por el mover del Señor

La profecía de Elisabet también muestra claramente que ella poseía mucho conocimiento espiritual. Todas sus palabras y expresiones eran muy espirituales. También poseía una preocupación genuina por el mover del Señor. Ella estaba muy preocupada por el mover del Señor en la tierra en aquel tiempo que ni siquiera le importaba su propio bienestar. Cuando la criatura saltó en su vientre (Lc. 1:44), ella no se preocupó por su salud ni su embarazo. Más bien, estaba completamente preocupada por los intereses del Señor.

Si vamos a profetizar en las reuniones de la iglesia, tenemos que ganar mucho conocimiento espiritual y adquirir muchos términos espirituales, y debemos tener un interés adecuado por el mover del Señor hoy en día. Cuando venimos a la reunión en la mañana del día del Señor, es posible que no tengamos nada que decir, porque nuestra preocupación no está ligada al interés del Señor, sino a nuestra propia seguridad y bienestar. Cuando venimos a la reunión, nada de las cosas de esta tierra debe permanecer dentro de nosotros. Tenemos que venir con una preocupación por el mover del Señor, Sus intereses y Su reino. Si hacemos esto, ciertamente tendremos algo que decir.

El saludo de María estimuló su espíritu

Cuando Elisabet oyó el saludo de María y la criatura saltó en ella, fue estimulada en su espíritu (vs. 41, 44). Es evidente, por sus palabras y expresiones, que ella estaba en su espíritu, y no en su mente. Si no hubiera estado en su espíritu, habría hablado algo de su mente o habría ejercitado sus emociones. Pero, en vez de eso, ella dijo: “¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!”. Tal expresión de bendición muestra que Elisabet estaba totalmente en su espíritu, y no le importaba las cosas de la mente.

(Práctica del profetizar, La, capítulo 2, por Witness Lee)