En primer lugar, el Nuevo Testamento se vale del trigo de vida para simbolizar a los creyentes. Mateo 3:12 dice que el Señor Jesús separará el trigo de la paja y recogerá el trigo en Su granero: “Su aventador está en Su mano, y limpiará completamente Su era; y recogerá Su trigo en el granero, pero quemará la paja con fuego inextinguible”. Aquellos a quienes el trigo simboliza tienen vida por dentro; ellos son hijos vivientes de Dios. El Señor Jesús los bautizará en el Espíritu Santo (v. 11) y los reunirá en Su granero en los cielos por medio del arrebatamiento. A fin de ser hechos hijos de Dios, tenemos que ser bautizados mediante el agua en el Espíritu. Debemos nacer de agua y del Espíritu (Jn. 3:5). Primero somos bautizados mediante el agua, y después somos bautizados en el Espíritu. De este modo somos regenerados para ser hechos hijos de Dios, esto es, los creyentes que están simbolizados por el trigo de vida, quienes serán finalmente reunidos en el granero del Señor. Aquellos a quienes la paja simboliza, al igual que la cizaña mencionada en Mateo 13:24-30, no tienen vida. El Señor los bautizará en fuego, echándolos en el lago de fuego. La paja en 3:12 se refiere a los judíos impenitentes, mientras que la cizaña en Mateo 13 se refiere a los cristianos nominales. El destino eterno de ambos será el mismo: la perdición en el lago de fuego (vs. 40-42).
Según Mateo 13, el trigo de vida crece junto con la cizaña, los falsos creyentes, y al ser cosechado será llevado al granero del Señor. Mateo 13:25 dice: “Mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue”. Estos hombres eran los esclavos (v. 27), lo cual se refiere a los esclavos del Señor, principalmente los apóstoles. Cuando los esclavos del Señor dormían y no estaban velando, el enemigo del Señor, el diablo, vino y sembró falsos creyentes entre los verdaderos.
La cizaña es una especie de mala hierba que se parece al trigo. Su semilla es venenosa y puede producir sopor, náuseas, convulsiones e incluso la muerte. El retoño y las hojas de la cizaña se parecen a los del trigo; sólo se puede distinguir entre ambas plantas cuando aparece el fruto. El fruto del trigo es de color amarillo dorado, pero el de la cizaña es negro.
El trigo son los hijos del reino, los auténticos creyentes que han sido regenerados con la vida divina. La cizaña son los hijos del maligno, el diablo. Los hijos del reino son los hijos de Dios, que poseen la vida divina dentro de ellos. Los hijos del maligno son los falsos creyentes, los que son creyentes sólo de nombre, quienes no poseen la vida divina dentro de ellos.
Tanto la cizaña como el trigo crecen en el campo, el cual es el mundo (v. 38). Algunos han dado una interpretación errónea a este campo, diciendo que éste representa a la iglesia. Según esta interpretación, en la iglesia estarían tanto los falsos como los verdaderos. Pero el Señor Jesús dijo claramente en el versículo 38 que el campo se refiere al mundo. Se puede permitir al trigo y la cizaña crecer juntos en el mundo, pero no en la iglesia. Esto significa que los falsos creyentes y los verdaderos creyentes conviven en el mundo. La iglesia no debería tolerar en su seno a falsos creyentes, pero tanto los falsos creyentes como los verdaderos pueden crecer juntos en el mundo. En el mundo hay tanto verdaderos creyentes como falsos creyentes, pero esto no debe ser así en la iglesia.
Recoger la cizaña arrancándola del campo significa quitar del mundo a los falsos creyentes. El Señor Jesús no desea que Sus esclavos hagan esto, no vaya a ser que al quitar del mundo a los falsos creyentes, arranquen también a los verdaderos (v. 29). El Señor les dijo a Sus esclavos que no separasen el trigo de la cizaña, sino que les permitan crecer juntos hasta el tiempo de la siega. Esto quiere decir que se debe permitir que los falsos creyentes existan en el mundo junto con los verdaderos creyentes.
En Mateo 13:30 el Señor Jesús añade: “Dejad que ambos crezcan juntos hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero”. La siega es la consumación del siglo, y los segadores son los ángeles (v. 39). En la consumación del siglo, el Señor enviará a los ángeles a recoger toda la cizaña, todas las piedras de tropiezo y todos los que practican iniquidad, los cuales serán atados en manojos y serán quemados con el fuego del lago de fuego (vs. 30, 40-42). Entonces el trigo, los justos, serán reunidos en el granero del Rey, el reino del Padre de ellos, para resplandecer como el sol (vs. 30, 43).
Por ser creyentes, podemos tener la plena certeza de que somos trigo y no cizaña. ¿Qué significa ser el verdadero trigo? Si comprendemos que somos seres caídos y pecaminosos que están perdidos y si verdaderamente hemos creído en el Señor Jesucristo —que Él es el Hijo de Dios encarnado para ser un hombre, que murió en la cruz por nuestros pecados, que fue resucitado tanto física como espiritualmente y que Él ahora es el Espíritu vivificante quien mora en nuestro ser como nuestra vida y nuestro todo—, entonces ciertamente somos el trigo de vida.
(Conclusión del Nuevo Testamento, La (Mensajes 099-113), capítulo 9, por Witness Lee)