En Apocalipsis 14 los creyentes están simbolizados por las primicias y la mies. Primero consideraremos el símbolo de las primicias, y después el símbolo de la mies.
Apocalipsis 14:4b se refiere a quienes “fueron comprados de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero”. Éstos son los primeros vencedores, quienes serán los primeros en madurar en la labranza de Dios; por tanto, serán cosechados antes de la siega como primicias para Dios y para el Cordero. Según los versículos del 14 al 16, la siega será recogida más tarde, lo cual significa que las primicias serán arrebatadas a los cielos antes de la siega, tal como las primicias de la buena tierra eran segadas y llevadas al templo de Dios antes de la siega (Lv. 23:10-11; Éx. 23:19). Los eventos relatados en Apocalipsis 14:6-13, los cuales transcurrirán durante la gran tribulación (Mt. 24:21), indican claramente y prueban contundentemente que los primeros vencedores, las primicias mencionadas en los versículos del 1 al 5, serán arrebatados antes de la gran tribulación, y que la siega relatada en los versículos del 14 al 16, compuesta de la mayoría de los creyentes, será arrebatada hacia el final de la gran tribulación.
Mientras que el hijo varón representa a los vencedores que han muerto, procedentes de todas las dispensaciones, las primicias se refiere a los vencedores que están vivos al final de la era presente. Así como el hijo varón será arrebatado al trono de Dios, también las primicias serán arrebatadas al monte Sion celestial, al lugar de la morada de Dios en el tercer cielo. Esto significa que las primicias serán arrebatadas no a los aires, sino al tercer cielo a fin de estar en la presencia de Dios y de Cristo.
Refiriéndose a las primicias, Apocalipsis 14:4 dice: “Éstos son los que no se contaminaron con mujeres, pues son vírgenes. Éstos son los que siguen al Cordero por dondequiera que va”. El versículo 5 añade: “En sus bocas no fue hallada mentira, pues son sin mancha”. La virginidad a la que se hace referencia en el versículo 4 debe ser la mencionada por el Señor en Mateo 19:11-12. Sin embargo, el mismo principio también puede ser aplicado a las hermanas (1 Co. 7:7, 37). El principio subyacente a esta virginidad es que no debemos contaminarnos con nada terrenal. A fin de ser vencedores vivientes, es necesario que la gracia del Señor nos guarde de toda contaminación y mancha de modo que vivamos sobre esta tierra como vírgenes. Debemos seguir este principio presente en Apocalipsis 14:4. Este principio consiste en que nosotros, tanto hermanos como hermanas, tenemos que conservar nuestra virginidad poniendo nuestra mirada en el Señor a fin de que, por Su gracia, Él nos conserve para Sí.
También se nos dice que las primicias “siguen al Cordero por dondequiera que va”. No es que el Cordero nos siga, sino que nosotros le seguimos a Él dondequiera que va. Todos debemos aprender la lección de seguir al Cordero por dondequiera que va.
El versículo 5 dice acerca de las primicias que “en sus bocas no fue hallada mentira”. Las mentiras son expresión de Satanás y le representan. El diablo es el padre de todos los mentirosos, y las mentiras provienen de él (Jn. 8:44). El hecho de que no se halló mentira en las bocas de los vencedores indica que en su expresión no hay nada de Satanás.
El versículo 5 también dice que las primicias son sin mancha. Esto indica que no tienen mancha ni arruga, sino que son perfectos en la santidad de Dios (Ef. 5:27) al estar absolutamente santificados para Dios y haber sido plenamente saturados de Él (1 Ts. 5:23).
Lucas 21:36 y Apocalipsis 3:10 muestran que los vencedores que estén vivos serán arrebatados antes de la gran tribulación. En Lucas 21:36 el Señor Jesús dice: “Velad, pues, en todo tiempo rogando para que logréis escapar de todas estas cosas que van a suceder, y estar en pie delante del Hijo del Hombre”. Aquí escapar equivale a ser llevado, arrebatado, antes de la gran tribulación (Mt. 24:21), la cual será una prueba severa que vendrá sobre toda la tierra habitada (Ap. 3:10; Lc. 17:34-36). Ser arrebatado de este modo es ser guardado “de la hora de la prueba que está por venir sobre toda la tierra habitada, para probar a los que moran sobre la tierra” (Ap. 3:10). El hecho de que los que sean arrebatados antes de la gran tribulación estarán “en pie delante del Hijo del Hombre” indica que los vencedores que habrán sido arrebatados estarán en pie delante del Salvador en el monte Sion en los cielos. Esto corresponde a la posición que ellos tienen en Apocalipsis 14:1.
En Apocalipsis 3:10 el Señor dice: “Yo también te guardaré de la hora de la prueba”. Aquí el Señor promete a los vencedores guardarlos no solamente de la prueba, sino incluso de la hora de la prueba. Esta promesa hecha por el Señor, al igual que Su promesa en Lucas 21:36, indica que los santos que guarden la palabra de la perseverancia del Señor serán arrebatados antes de la gran prueba. Estos vencedores, al ser los primeros en madurar entre los creyentes que conforman la labranza de Dios sobre la tierra, serán arrebatados al tercer cielo.
(Conclusión del Nuevo Testamento, La (Mensajes 099-113), capítulo 15, por Witness Lee)