SER LLENOS EN EL ESPÍRITU
En Efesios 5 hay un versículo que exhorta a las esposas a sujetarse a sus maridos y a los maridos a amar a sus esposas; pero existe otro versículo (v. 18), que dice: “Sed llenos en el espíritu”. Primeramente, necesitamos ser llenos de Dios en el espíritu, lo cual equivale a ser llenos del Espíritu en nuestro espíritu. Cuando nosotros los esposos somos llenos de Dios en nuestro espíritu, ciertamente podemos amar a nuestra esposa; y cuando las esposas son llenas de Dios en su espíritu, ciertamente pueden someterse a su esposo. Todo esposo recién casado no necesita esforzarse tanto por amar a su esposa, pues todo lo que debe hacer es simplemente volverse a su espíritu, ejercitar su espíritu y ser lleno en su espíritu.
El tema del libro de Efesios es Cristo y la iglesia. Sin Cristo y sin la iglesia, simplemente no podemos amar a nuestra esposa. Jamás conocí a alguien que no tenga a Cristo y que verdaderamente ame a su esposa; pero sí conocí muchos esposos que en la iglesia y por Cristo amaban a su esposa. ¿Cómo podrían estos esposos que están en la iglesia tener una esposa tan buena, si no fuera por Cristo? Los esposos no necesitan esforzarse por amarlas, y las esposas no necesitan esforzarse por someterse a sus esposos. Lo único que tienen que hacer es vivir en la iglesia por Cristo y en su espíritu. Es en nuestro espíritu que somos uno con el Espíritu vivificante. Es en nuestro espíritu que vemos la visión concerniente al propósito eterno de Dios. Es en nuestro espíritu que nos son revelados todos los misterios. Es en nuestro espíritu que somos edificados como la morada de Dios. Es en nuestro espíritu que vemos la Nueva Jerusalén. Y es en nuestro espíritu que comprendemos plenamente que la mejor porción de la bendición divina, la porción más excelente de dicha bendición, se halla en la iglesia. Podemos ver esto porque estamos en el espíritu.
(Dos grandes misterios en la economÃa de Dios, Los, capítulo 3, por Witness Lee)