TENGAMOS CUIDADO
DE LA MANERA EN QUE LABORAMOS
Tengo el sentir de que la gran necesidad que tenemos hoy de traer a Cristo a las reuniones obedece a que nuestra cosecha es demasiado pequeña. Es por eso que cuando tratamos de dar un testimonio, utilizamos los recursos que tenemos a mano. No sugiero con esto que debemos dejar de usar todo tipo de método, sino que temo que éstos carezcan de contenido. Los recursos se utilizan para adornar, pero no son el contenido. Prefiero no tener recursos ni usar métodos, siempre y cuando lo que diga tenga contenido. No podemos obtener algo de peso para nuestros testimonios en unos cuantos días; es necesario que laboremos por un tiempo considerable.
Hermanos y hermanas, necesitamos volvernos al Señor para obtener una cosecha. Debemos laborar y cultivar para producir algo. Algunas veces el Señor es como un grano sembrado en nosotros, y otras es como un arbusto, el cual puede ser un olivo, una vid, una higuera o un granado. Debemos cultivarlo para que crezca y lleve fruto. Después, al ir a las reuniones, tenemos frutos para ofrecer a Dios.
El problema más común hoy es que cuando vamos a las reuniones, sólo sabemos liberar el espíritu e invocar el nombre del Señor, pero no podemos presentar nada de peso para traer deleite a los demás. Esto se puede comparar con ir a un banquete sin traer nada, o ir sólo con una tórtola, que sólo alcanza para una pequeña comida. Ya que carecemos de productos para presentar, tenemos que recurrir a alguna actividad que entretenga a los asistentes. Lamentablemente, todos los oyentes quedan vacíos.
Si tenemos una cosecha rica, grano en abundancia, vino fresco, toros, ovejas y tórtolas, podemos traer nuestros productos en grandes cantidades. Podemos presentar nuestros toros, nuestras ovejas, nuestras tórtolas y nuestras frutas. Esto será muy rico. Todos recibirán su provisión y desearán volver.
Espero no invertir energía en ardides, y más bien esforzarme por producir algo que tenga contenido. Debemos sembrar nuestra parcela, cultivar los árboles frutales, apacentar el ganado y cuidar las tórtolas. Con el tiempo, la tierra rendirá su cosecha, los árboles darán fruto, y el ganado, las ovejas y las tórtolas crecerán. De este modo, seremos ricos porque todo esto crecerá continuamente. Así, el sembrador tiene semilla para sembrar y pan para comer, y el oferente tiene algo que presentar. Cuando cada uno trae sus riquezas a las reuniones, las reuniones estarán libres de los viejos caminos.
Sólo quisiera añadir que ya aprendimos a comer; aprendimos que hay dos niveles de comer. Uno es comer sembrando, y el otro es comer en la cosecha. Comer al sembrar no produce material para adorar a Dios; para esto necesitamos comer al recoger la cosecha. Cuando traemos a la reunión lo que comemos en la cosecha, ello constituirá la verdadera adoración y la vida genuina de iglesia. La iglesia necesita esto en la actualidad. Tenemos que acudir al Señor y abrirnos a El para aprender a ejercitarnos en comer.
(
Comer al Señor, capítulo 4, por Witness Lee)