Entrenamiento de perfeccionamiento, por Witness Lee

UN PROBLEMA OCULTO

Todos nosotros tenemos nuestra peculiaridad. Es por eso que, pese a nuestra búsqueda, año tras año, tenemos muy poco crecimiento. Año tras año estamos buscando, pero hemos experimentado muy poca transformación. Podemos mejorarnos bastante sin tener casi nada de transformación. Yo espero que estas reuniones les proporcionen una verdadera visión con respecto a su peculiaridad. Espero que puedan darse cuenta de que tienen un problema oculto. Este problema es la razón por la que se hallan en un estado de parálisis por muchos años. Yo he estado con muchos de ustedes por años y me he percatado perfectamente de que están paralizados debido a su peculiaridad.

Otro hermano, a quien ustedes conocen, puede ser considerado como un caballero típico y bueno. Aparentemente él no tiene peculiaridades. Siempre se lleva bien con todos. Nadie en la iglesia ha sido ofendido por este querido hermano y su esposa. Ellos son una buena pareja. Pero ¿usted cree que esta pareja no tiene peculiaridades? Yo debo decirles que la peculiaridad de ellos es aún más fuerte que la del resto. La peculiaridad que usted tiene puede ser como un vidrio, muy fácil de romper. Pero la peculiaridad de este hermano es como hule; que nunca se puede romper. Cuando uno intenta romper su peculiaridad, ésta desaparece. Aunque la esposa de este hermano puede comportarse de una manera tan amable que difícilmente podrá encontrar algo que romper, ciertamente la peculiaridad está ahí.

Espero que todos podamos ver que tenemos peculiaridades. Si el terreno que Cristo ocupa en nuestro interior no está aumentando, entonces debemos reconocer que nuestra peculiaridad es un problema. A veces la peculiaridad aparentemente es débil, pero en realidad es muy fuerte. Nosotros nacimos peculiares. Éste es nuestro fuerte yo que está oculto bajo cierta clase de manto. Muchos de los hermanos y hermanas están atorados en su crecimiento en vida. Están hambrientos y sedientos, pero en cierta forma, no han recibido ninguna ayuda para tomar medidas con respecto a su peculiaridad. Aman al Señor y aman la iglesia; pero aun así, no han tenido mucho crecimiento. No han retrocedido yéndose al mundo, pero no tienen el crecimiento. Necesitan darse cuenta de que el problema es su peculiaridad.

En el pasado ustedes han sido ayudados en muchos asuntos diferentes, tales como tomar medidas con respecto al mundo. Han erradicado muchas cosas, pero hay una que aún permanece, la peculiaridad. Este único problema nos paraliza en el crecimiento de vida. Es muy difícil romper con la peculiaridad debido a que es algo tan sutil y escondido. Cuando uno intenta eliminar su peculiaridad, ésta se desvanece. Cuando uno quiere atraparla, se esconde. No piense que la peculiaridad es simplemente lo que la carne elige. Eso es otra cosa. Tampoco es simplemente la mejor parte de la carne. No, la peculiaridad es algo tan oculto que difícilmente se puede identificar. La única manera en que uno puede descubrir su peculiaridad es reconocer que a través de los años ha estado escaso de Cristo. Aunque tal vez no se equivocó en nada, realmente ha estado escaso de Cristo. Cristo no aumentó mucho en usted. Cuando lleguemos al fondo del problema de la peculiaridad, veremos que no es que usted cause problemas a los demás o que le sea difícil ser edificado con otros. El problema es que su peculiaridad le ocupa y no le da a Cristo ningún lugar en usted. Tal vez sea muy bueno. Puede no estar equivocado en nada; pero no tiene mucho de Cristo. Cristo no ha sido añadido a usted. Es sólo por medio de Cristo que podemos identificar nuestra peculiaridad. Cuando uno procura encontrar su peculiaridad, ésta desaparece.

(Entrenamiento de perfeccionamiento, capítulo 9, por Witness Lee)