Misterio de Dios y el misterio de Cristo, El, por Witness Lee

ARRAIGADOS EN CRISTO

Colosenses 2:6 dice que hemos recibido a Cristo y que debemos andar en Él; el versículo 7 revela que, además, hemos sido arraigados en Él. El hecho de que hemos sido arraigados en Cristo revela que tenemos una clase particular de unidad y de identificación con Él. Hemos sido sembrados en Él conforme a la vida divina, y como tales, absorbemos todo nuestro alimento y suministro de Él, al igual que una planta absorbe todo su alimento y suministro de la tierra. ¿Nos damos cuenta de que hemos sido arraigados en Cristo? ¿Tenemos el concepto de que Cristo es nuestra tierra? Tenemos que ver que somos como pequeñas plantas que han sido arraigadas en Cristo, de modo que crecemos por la alimentación y el suministro que Él nos da.

Todas estas expresiones mencionadas en Colosenses —recibir a Cristo, andar en Cristo y ser arraigados en Cristo— nos revelan a Cristo. Todas estas expresiones son aspectos del pleno conocimiento que tenemos de Cristo. Así que, debemos estudiar y considerar todos estos aspectos en la medida en que se relacionan con Cristo y lo revelan a Él. ¿Qué significa que hayamos recibido a Cristo? ¿Cómo lo recibimos y dónde lo recibimos? Además, ¿qué significa andar en Cristo, y cómo es que hemos sido arraigados en Él? ¿Qué nos dicen estos asuntos acerca de Cristo? El hecho de que hemos recibido a Cristo revela que Cristo es nuestra vida; el hecho de que debemos andar en Cristo revela que Cristo también es nuestro reino, o sea, Él es la esfera en la cual vivimos y andamos; además, el hecho de que hemos sido arraigados en Cristo indica que Cristo es nuestra tierra, nuestro suelo, es decir, la fuente de la cual absorbemos todo nuestro alimento y suministro. Si Cristo no fuera vida, ¿cómo podríamos recibirlo? Si Cristo no fuera el reino, ¿cómo podríamos andar en Él? Y si Cristo no fuera nuestra tierra, ¿cómo podríamos ser arraigados en Él? Si dedicáramos tiempo a considerar estos asuntos, el Espíritu nos concedería revelación. Como resultado, conoceríamos más y más a Cristo y tendríamos una revelación más completa de Cristo. Esto nos haría saltar y alabar al Señor. ¡Alabado sea el Señor que Él significa tanto para nosotros!

(Misterio de Dios y el misterio de Cristo, El, capítulo 4, por Witness Lee)