LA VIDA DE IGLESIA ES
LA MANIFESTACIÓN DE CRISTO MISMO
Expresar mansedumbre es contrario
a expresar a Cristo como nuestra mansedumbre
En estos días, muchos amados hijos de Dios han sido alumbrados por el Señor y están buscando la vida de iglesia, la verdadera expresión del Cuerpo de Cristo. Por tanto, debemos considerar lo siguiente: ¿en qué consiste la verdadera vida de iglesia? Algunas personas dirían que experimentamos la verdadera vida de iglesia cuando todos somos humildes, dóciles y mansos. Sin embargo, esto no es la vida de iglesia. En China e India hay muchas personas que viven juntas en comunidades; se aman unas a otras y son tan humildes y mansas que, como resultado, dicho estilo de vida es muy atractivo para otras personas. Usted se sorprendería al ver cuán amables son ellos entre sí. Sin embargo, no conocen a Dios ni a Cristo. Algunos de ellos incluso adoran ídolos e imágenes. ¿Es esto la vida de iglesia? No. Sin duda alguna, la auténtica vida de iglesia está llena de amor, humildad, ternura y mansedumbre, pero ella consiste en mucho más que simplemente amarse unos a otros. La verdadera vida de iglesia es la vida de Cristo; la verdadera vida de iglesia es Cristo mismo. Toda la humildad, ternura y mansedumbre en la vida de iglesia deben ser la manifestación misma de Cristo. No es suficiente tener humildad, ternura y mansedumbre, sino que, más bien, necesitamos manifestar a Cristo.
¿Cómo podemos entonces distinguir entre Cristo como mansedumbre y la mansedumbre que existe aparte de Cristo? Permítanme darles un ejemplo. En 1947 regresé de Shanghai a Nankín. Cuando llegué allí, los hermanos responsables fueron a la estación a recibirme. En el camino de la estación al salón de reunión, ellos dijeron: “Oh, hermano Lee, hay una hermana entre nosotros que vino de tal lugar y que es muy espiritual”. Los hermanos no lo sabían, pero yo ya conocía a esa hermana. Antes de llegar a Nankín, ella había ido a Shanghai y se había quedado allí por algunos días. Cuando los hermanos acabaron de hablarme acerca de esta hermana, les pregunté qué querían decir con que ella era muy espiritual. Ellos respondieron: “Nunca hemos visto a una persona tan mansa y tan tierna como ella”. Puesto que ellos eran hermanos muy buenos y yo los conocía muy bien, podíamos hablar franca y libremente, así que les dije: “Hermanos, si éste es el indicio de espiritualidad, entonces la estatua de María que está frente a la Iglesia Católica es más espiritual que esta hermana. Miren esa estatua; qué mansa y tierna es. Esa estatua nunca se enfadará con ustedes. No importa lo que ustedes le hagan, ella seguirá sonriendo”.
Cuando una persona posee a Cristo como su mansedumbre, la característica principal no es la mansedumbre o la ternura, sino Cristo mismo. Ciertamente será una persona mansa y tierna, pero ninguna de estas dos características es la principal; más bien, su característica principal es Cristo mismo. Cuando usted se encuentra con tal persona, percibe la fragancia de Cristo. Éste no es el caso con aquellos cuya mansedumbre no es Cristo mismo; además, aquellas personas cuya mansedumbre no es Cristo, siempre están conscientes de su mansedumbre. Quizá sí expresen mansedumbre exteriormente, pero por dentro dicen: “Miren lo manso que soy”. Cuando usted manifieste esta clase de mansedumbre, ternura y amor, es usted y no Cristo quien es manso, tierno y amoroso; Cristo no ha llegado a ser la mansedumbre suya. Pero si Cristo es la mansedumbre en usted, usted será muy manso pero no estará consciente de que lo es. Si escucha que dicen acerca de usted: “Esta persona es muy mansa”, usted pensaría que están hablando de otra persona. Usted no estará consciente de que es manso. De la misma manera, cuando Cristo es el amor en usted y usted ama a otros con ese amor, usted no sentirá que es una persona que ama a los demás. Simplemente los amará sin sentir ni percibir que los ama. Pero cuando usted sienta que ama a los demás, esto no es Cristo, sino usted mismo. Cuando la cara de Moisés resplandecía, los demás veían el resplandor, pero él no se daba cuenta de ello. Cuando Cristo realmente se manifiesta por medio de nosotros como nuestra mansedumbre, ternura y amor, nosotros no estaremos conscientes de ello. Además, nuestra característica principal no será ninguna de estas cosas, sino Cristo mismo.
Tenemos que entender que una cosa es ser bueno o dócil, y otra es expresar a Cristo en nuestro vivir. La vida de iglesia no es una vida de mansedumbre, ternura o amor; más bien, es una vida en la que expresamos a Cristo en nuestro vivir. Los miembros del Cuerpo de Cristo no son miembros de “amor”, sino miembros de Cristo mismo. No estamos llenos simplemente de amor, sino que estamos llenos de Cristo como amor. Existe una gran diferencia entre ambos. Expresar el amor en sí mismo es algo que procede de nuestro hombre natural, pero expresar a Cristo como amor es algo que procede del nuevo hombre espiritual, el cual es el aumento y agrandamiento de Cristo. Ésta es la verdadera vida de iglesia.
(
Misterio de Dios y el misterio de Cristo, El, capítulo 8, por Witness Lee)