TENER CONTACTO CON CRISTO
COMO EL ESPÍRITU EN NUESTRO ESPÍRITU
Si bien los cinco puntos anteriormente mencionados revelan cinco etapas de la experiencia que tenemos de Cristo, también necesitamos considerar dónde está Cristo hoy y cómo podemos tener contacto con Él. Para esto, consideremos un segundo grupo de versículos. Juan 6:63a dice: “El Espíritu es el que da vida”, y Romanos 8:2 afirma: “Porque la ley del Espíritu de vida me ha librado en Cristo Jesús de la ley del pecado y de la muerte”. Estos dos versículos revelan que el Espíritu alude al Espíritu de vida, el cual da vida. Los versículos del 9 al 11 continúan: “Mas vosotros no estáis en la carne, sino en el espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Él. Pero si Cristo está en vosotros, aunque el cuerpo está muerto a causa del pecado, el espíritu es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por Su Espíritu que mora en vosotros”. Estos versículos indican que el Espíritu —el cual es el Espíritu de Dios, el Espíritu de Cristo y el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús— mora en nosotros. En 2 Corintios 3:17-18 dice: “Y el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. Mas, nosotros todos, a cara descubierta mirando y reflejando como un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Señor Espíritu”. Estos dos versículos contienen tres frases claves: el Señor es el Espíritu, el Espíritu del Señor y el Señor Espíritu. El último versículo en este grupo de versículos es 1 Corintios 12:3, que dice: “Por tanto, os hago saber que nadie que hable en el Espíritu de Dios dice: Jesús es anatema; y nadie puede decir: ¡Jesús es Señor!, sino en el Espíritu Santo”. Aquí vemos que siempre que una persona diga: “Señor Jesús”, está en el Espíritu Santo. El asunto más importante que podemos ver en todos estos versículos es que Cristo hoy es el Espíritu, y como el Espíritu, Él vive en nosotros.
¿De qué manera está el Señor, como el Espíritu, en nuestro espíritu? El Señor es una persona en nosotros; Él está en nosotros como una persona viva. Con frecuencia le pedimos al Señor que nos dé fuerza, poder o energía. Sin embargo, debemos darnos cuenta de que el Señor nunca se relaciona con nosotros de esta manera. Cuando el Señor realiza algo por nosotros, Él siempre lo hace como una persona. El hermano Nee una vez comparó la manera en la que nosotros vemos al Señor, con la manera en la que un paciente ve a un doctor. Él dijo que muchas veces nosotros oramos al Señor de la misma manera en que una persona enferma le pide una dosis de medicamento a su doctor. Un día le pedimos al Señor una dosis, y al siguiente día volvemos para pedirle otra dosis. Pero el hermano Nee precisó que el Señor nunca nos da meramente una dosis de medicamento; más bien, Él siempre se da a Sí mismo a nosotros. La dosis de medicamento es el Señor mismo como una persona viva y completa. Por otra parte, el Señor nunca nos da tan solo un poco de Sí mismo. Cuando el Señor da, nos da Su persona completa. Cristo hoy vive dentro de nosotros como una persona viva y completa.
(Misterio de Dios y el misterio de Cristo, El, capítulo 6, por Witness Lee)