NOS RELACIONAMOS UNOS CON OTROS
AL SER TRANSFORMADOS
La medida en que nos relacionamos con otros miembros no sólo demuestra cuánto hemos sido edificados, sino también es una prueba respecto a cuánto hemos sido transformados, ya que cuanto más somos transformados, más nos unimos y nos relacionamos con otros. Por ejemplo, supongamos que un hermano estadounidense y un hermano chino son puestos juntos. En el hombre natural es imposible que estos dos hermanos se relacionen entre sí. Después de un día de estar juntos, el hermano estadounidense no podrá soportar al hermano chino, y el hermano chino no podrá soportar al hermano estadounidense. ¿Cómo podrán entonces estos dos hermanos relacionarse entre sí para ser uno? Usted quizá responda: “En Cristo”. Sí, pero estos dos hermanos ya están en Cristo. Los dos están en Cristo, pero uno está en Cristo con una mentalidad china y el otro está en Cristo con una mentalidad estadounidense. Así que, la única manera en que estos dos hermanos pueden relacionarse entre sí para ser uno, consiste en que sean transformados. La mente de ambos debe ser transformada. Cuanto más sean transformados mutuamente estos hermanos, más unidos estarán. Mediante la transformación, estos dos hermanos crecerán juntos. A veces vemos que un hermano es muy peculiar. Les digo que nunca podremos relacionarnos con otros mientras seamos peculiares. A fin de relacionarnos con otros, tenemos que ser hermanos y hermanas normales, esto es, normales al grado en que no haya nada especial acerca de nosotros. ¿Cómo podemos llegar a ser tales cristianos normales? La única manera es que seamos transformados.
(Misterio de Dios y el misterio de Cristo, El, capítulo 9, por Witness Lee)