Conclusión del Nuevo Testamento, La (Mensajes 001-020), por Witness Lee

EL NUEVO TESTAMENTO

Guarda relación con el Antiguo Testamento

El Nuevo Testamento guarda relación con el Antiguo Testamento. Esta relación se halla indicada por una frase en Hebreos 10:7: “En el rollo del libro está escrito de Mí”. Esto se refiere al Antiguo Testamento, el cual nos da un relato completo de Cristo, ya sea mediante palabras simples o mediante tipos (Lc. 24:27, 44, 46; Jn. 5:39, 46).

Agustín dijo en cierta ocasión que el Nuevo Testamento está contenido en el Antiguo Testamento y que el Antiguo Testamento es explicado por el Nuevo Testamento. Podríamos decirlo de este modo: el Nuevo Testamento está en el Antiguo, contenido en éste; y el Antiguo Testamento está en el Nuevo, explicado por éste. Esto quiere decir que el Nuevo Testamento está en el Antiguo Testamento y que el Antiguo Testamento es explicado por el Nuevo Testamento.

La línea central en cuanto a Cristo

¿Qué queremos decir al afirmar que el Nuevo Testamento está contenido en el Antiguo Testamento? ¿Cuáles son los contenidos del Nuevo Testamento que están contenidos en el Antiguo Testamento? Algunos dirán que en el Antiguo Testamento tenemos muchas promesas, profecías, tipos y sombras en cuanto a Cristo. Esto, por supuesto, es correcto. El punto de enfoque de todas las promesas, profecías, tipos y sombras en el Antiguo Testamento es Cristo. Sin embargo, tenemos que profundizar más haciendo esta pregunta: ¿Qué clase de Cristo ha sido prometido, profetizado, tipificado y tiene su sombra en el Antiguo Testamento? ¿Podría usted dar una breve descripción de tal Cristo?

Es fácil ver, incluso sin revelación, que el Antiguo Testamento presenta a Cristo como el Rey. Según Génesis 3:15, Cristo es Aquel que aplasta la cabeza de la serpiente. Este versículo, sin embargo, no habla de los asuntos centrales con respecto a lo que Cristo es. La línea central en cuanto a Cristo en el Antiguo Testamento consiste en que Cristo es el Dios eterno que se encarnó para ser un hombre que vivió sobre la tierra, murió en la cruz, resucitó, ascendió y descendió. Estos siete puntos principales constituyen la línea central en cuanto al Cristo prometido, profetizado, tipificado y que tiene su sombra en el Antiguo Testamento. Con respecto a que Cristo es el Dios eterno, Miqueas 5:2 dice que Su origen es desde la eternidad; más aún, Isaías 9:6 se refiere a Él como el Dios fuerte.

¿Con qué propósito Cristo, el Dios eterno, se encarnó, vivió en la tierra, murió en la cruz, resucitó de entre los muertos, ascendió a los cielos y descendió? Quienes tienen un conocimiento superficial de las Escrituras podrían decir: “Cristo fue hecho hombre, vivió en la tierra, fue crucificado, resucitó, ascendió y descendió a fin de rescatarme del infierno y llevarme a los cielos”. A la luz del Nuevo Testamento, podemos afirmar categóricamente que Cristo, el Dios eterno, se encarnó, vivió en la tierra, murió en la cruz, resucitó de entre los muertos, ascendió a los cielos y descendió para que el Dios Triuno sea impartido en Su pueblo escogido a fin de producir la iglesia. Aunque la palabra iglesia no es hallada en el Antiguo Testamento, sí hay ciertas personas que tipifican a la iglesia. Por ejemplo, tanto Eva como Rebeca tipifican a la iglesia. Por consiguiente, Cristo y la iglesia están contenidos en el Antiguo Testamento.

La impartición de Dios

En el Antiguo Testamento también podemos ver el asunto de la impartición de Dios. Génesis 1:27 dice: “Creó Dios al hombre a Su imagen; a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó”. ¿Por qué creó Dios al hombre a Su imagen? Para responder esta pregunta podemos usar como ilustración una mano y un guante. Un guante es hecho a la imagen de una mano con el propósito de contener la mano. Asimismo, Dios creó al hombre a Su propia imagen a fin de que el hombre pudiera contener a Dios. Si recibimos incluso un poco de sabiduría de parte de Dios, comprenderemos que Él creó al hombre a Su propia imagen con la intención de entrar en el hombre y morar dentro de él.

Este entendimiento es confirmado por Romanos 9:23, el cual habla de que Dios da “a conocer las riquezas de Su gloria sobre los vasos de misericordia, que Él preparó de antemano para gloria”. Aquí vemos que el hombre fue hecho como un vaso a fin de contener la gloria de Dios. Puesto que el hombre contiene la gloria de Dios y puesto que la gloria de Dios es en realidad Dios mismo expresado, el hombre fue creado a imagen de Dios con el propósito de contener a Dios. La intención de Dios al crear al hombre de este modo era entrar en él. La palabra imagen en Génesis 1:27 indica que la intención de Dios es entrar en el hombre creado por Él.

¿De qué manera entra Dios en el hombre? No es de la misma manera que unas manzanas son puestas dentro de una caja. A fin de responder la pregunta sobre cómo Dios entra en el hombre, tenemos que considerar el capítulo 2 de Génesis. Según este capítulo, después de crear al hombre Dios lo puso frente al árbol de la vida con la intención de que el hombre comiese del fruto de este árbol y, de ese modo, tomase a Dios dentro de sí. Como veremos más adelante, esto conlleva la mezcla de Dios con el hombre.

Hay quienes se oponen a la verdad bíblica de la mezcla de Dios y el hombre. Oponerse a esta verdad es estar en tinieblas.

En Juan 6 el Señor Jesús dice que Él es el pan celestial para que nosotros lo comamos (vs. 32, 53-54, 56-58). En el mismo capítulo el Señor afirma dos veces: “Yo soy el pan de vida” (vs. 35, 48). El pan de vida es el suministro de vida en forma de alimento, así como el árbol de la vida (Gn. 2:9), el cual también es el suministro de vida “bueno para comer”. El alimento que comemos, con el tiempo, se mezcla con nuestro ser. Si el alimento que comemos no se mezcla con nosotros, debe ser que tenemos mala digestión. El alimento que comemos y digerimos es asimilado en nuestro ser. Este alimento llega a convertirse en nuestros tejidos, huesos, carne y piel. Esto significa que los alimentos ingeridos, digeridos y asimilados por nosotros llegan a ser nosotros mismos. Ciertamente esto guarda relación con la mezcla. Por tanto, sería incorrecto afirmar que los alimentos que comemos no se mezclan con nosotros.

La idea de mezcla se halla implícita en Génesis 2. Dios no entra en el hombre de la manera en que las manzanas son puestas en una caja. Por el contrario, Dios entra en nosotros de modo similar a la manera en que los alimentos entran en nuestro ser a fin de hacerse uno con nosotros. En Génesis 1 vemos que el hombre fue creado por Dios a Su imagen. Después, en Génesis 2 el hombre creado por Dios es puesto frente al árbol de la vida. Esto indica que Dios desea que el hombre le reciba como alimento. Aquí tenemos la impartición de Dios en el hombre.

Comer implica tanto la impartición como la mezcla. Cuando una madre sirve alimentos a su familia, ella les imparte los alimentos. Cuando los alimentos son ingeridos por los miembros de la familia, éstos son impartidos en ellos. Después que los alimentos han sido impartidos, se mezclan con aquellos que los comieron. Asimismo, en Génesis 1 y 2 tenemos la impartición de Dios mismo en el hombre y Su mezcla con el hombre.

¿Cómo puede Dios ser impartido en el hombre y mezclarse con éste? Esto podía lograrse únicamente mediante lo realizado por el propio Dios Triuno al encarnarse, vivir en la tierra, morir en la cruz, resucitar, ascender y descender. Es de este modo que Dios se imparte en nuestro ser y se mezcla con nosotros.

La Biblia es profunda. Debido a que la Biblia es un libro profundo, no debemos quedarnos en la superficie de la Palabra; más bien, debemos ver lo revelado en las profundidades de las Escrituras. Debemos ver no solamente que en el Antiguo Testamento Cristo es prometido, profetizado, tipificado y presentado mediante sombras, sino que debemos ver también qué clase de Cristo es prometido, profetizado, tipificado y presentado mediante sombras en el Antiguo Testamento. Como dijimos, este Cristo es el Dios eterno, quien se encarnó, vivió sobre la tierra, murió, resucitó, ascendió y descendió. También debemos ver que el propósito de Dios es que Cristo sea tal Persona.

El contenido del Nuevo Testamento es la economía neotestamentaria de Dios. Como veremos, la economía neotestamentaria de Dios es la impartición de Dios en Su pueblo escogido a fin de que la iglesia sea producida. Esta economía eterna de Dios, que es el contenido del Nuevo Testamento, está contenida en el Antiguo Testamento.

(Conclusión del Nuevo Testamento, La (Mensajes 001-020), capítulo 1, por Witness Lee)