IV. EL PADRE, EL HIJO Y EL ESPIRITU
SIENDO COINHERENTES E INSEPARABLES
La relación entre el Padre, el Hijo y el Espíritu de la Trinidad no es solamente que coexisten simultáneamente, sino, más aún, que residen el uno en el otro mutuamente. Coexistencia significa existir juntos a la vez. Ser coinherente, como se aplica a la Trinidad, significa que el Padre, el Hijo y el Espíritu están el uno en el otro y así existen juntos.
Las Escrituras indican claramente que cuando el Hijo viene, el Padre viene con El; del mismo modo, cuando el Espíritu viene, tanto el Hijo como el Padre vienen con El. Además, cuando el Hijo viene, el Padre no viene con El exteriormente; más bien, el Padre viene con El interior y subjetivamente.
Juan 6:46 dice: “Sino aquel que vino de Dios; éste ha visto al Padre”. La palabra “de” en la lengua original lleva el sentido de “de con”. El Hijo no solamente viene del Padre, sino que El viene de con el Padre.
Juan 5:43 dice: “Yo he venido en nombre de mi Padre”. La venida del Hijo en el nombre del Padre es igual a la venida del Padre. Esto demuestra que cuando el Hijo viene, el Padre viene.
Juan 14:10 dice: “Yo soy en el Padre, y el Padre en mí”. Esto indica que el Padre no viene con el Hijo exteriormente; más bien El viene en el Hijo.
Por tanto, el Hijo puede testificar diciendo: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre” (Juan 14:9).
Juan 15:26 dice: “Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre...” La segunda “de” también es “de con” en el sentido del griego. Cuando el Espíritu viene, El también viene de con el Padre.
Juan 14:26 dice: “El Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre”. El Consolador, el Espíritu Santo, será enviado por el Padre en el nombre del Hijo. La venida del Espíritu Santo en el nombre del Hijo es igual a la venida del Hijo. Esto demuestra que cuando el Espíritu Santo viene, el Hijo viene.
Además, Juan 8:29 dice: “El que me envió, conmigo está; no me ha dejado solo el Padre”. Lucas 4:1 también dice: “Jesús, lleno del Espíritu Santo...” Estos versículos demuestran que cuando el Hijo vive sobre la tierra, tanto el Padre como el Espíritu están con El; los tres son inseparables.
El Dios Triuno nunca ha sido separado. Cuando Uno se mueve, los otros Dos también se mueven con El. Cuando Uno es enviado, los otros Dos también vienen con El. Cuando el Hijo viene, El viene en el nombre del Padre; cuando El viene, el Padre viene. Cuando el Espíritu es enviado, El es enviado en el nombre del Hijo; enviarlo a El es enviar al Hijo. Por tanto, la venida del Hijo es la venida del Padre, y el envío del Espíritu es el envío del Hijo. Los tres —el Padre, Hijo, y Espíritu— son uno. No pueden ser separados por la eternidad.
(
Lecciones de la verdad, nivel uno, tomo 1, capítulo 2, por Witness Lee)