Lecciones de la verdad, nivel uno, tomo 1, por Witness Lee

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II. EN ABEL SE VE EL CAMINO DE LA REDENCION DE DIOS: LA ACEPTACION POR DIOS POR MEDIO DEL SACRIFICIO

A. Abel Trabajando y Viviendo por Dios: “el que Daba de Comer a las Ovejas”

Abel trabajó y vivió para Dios; también él vivió por Dios. El era el que daba de comer a las ovejas para Dios (Gn. 4:2, heb.). Durante el tiempo de Abel los corderos no podían ser comidos por los hombres, porque antes del diluvio a los hombres se les permitió alimentarse de vegetales y frutas solamente (Gn. 1:29). Por lo tanto, el que Abel diera de comer a las ovejas no era para buscar comida para su propia existencia. El no trabajó y vivió para sí mismo como Caín, sino para la satisfacción de Dios como Dios lo deseaba. Parece que el propósito e interés de su vida era satisfacer a Dios según el camino de Dios.

B. Abel Adorando a Dios Conforme a la Revelación de Dios

Abel no presentó su sacrificio según su concepto, pensamiento o camino, sino conforme al camino de la salvación de Dios. El adoraba a Dios conforme a Su revelación (He. 11:4). El sabía que había nacido de padres caídos y que era maligno, pecaminoso y contaminado ante los ojos de Dios. El necesitaba una ofrenda con el derramamiento de sangre para satisfacer el requisito justo de Dios y las pieles del sacrificio para cubrir el hombre desnudo. Por consiguiente, la Biblia dice que Abel trajo de los primogénitos de sus ovejas, y de la grasa de los mismos (Gn. 4:4). Cuando él ofreció la grasa, el sacrificio fue matado y la sangre fue derramada. El derramamiento de la sangre era para su redención, y el quemar de la grasa era para la satisfacción de Dios. El hizo esto conforme a la instrucción de sus padres. Lo que Abel hizo correspondió exactamente a los requisitos de la ley mosaica que fue dada más tarde por Dios. Esto prueba que su manera de adorar a Dios era conforme a la revelación de Dios, no según su concepto.

Según Números 18:17, el primogénito de vaca o de oveja, que es un tipo de Cristo, no lo podían comer los hijos de Israel; tenían que ofrecerlo a Dios. Por tanto, en la tipología Abel ofreció Cristo a Dios. El ofrecer del primogénito de vaca u oveja tenía dos factores: la sangre, la cual fue rociada sobre el altar para la redención, y la grosura, la cual fue quemada en el altar como una ofrenda, como un sabor agradable para el Señor para Su satisfacción. El Señor Jesucristo tenía estos dos factores. El tenía la sangre que fue derramada por nosotros y la grosura que satisfizo el deseo de Dios. Abel, viendo el camino para la redención de Dios, presentó semejante ofrenda a Dios y fue aceptado por Dios.

(Lecciones de la verdad, nivel uno, tomo 1, capítulo 7, por Witness Lee)