IV. EN NUESTRO ANDAR CRISTIANO
En nuestro andar cristiano debemos andar según nuestro espíritu (Ro. 8:4b). Cuando me hagan una pregunta, no debo contestar según mi alma, sino según mi espíritu. Así llego a ser un hombre espiritual. Nuestro andar cristiano es un andar espiritual. Nuestra alma debería estar bajo la dirección del espíritu y nuestro cuerpo debería estar al servicio de nuestra alma. Así seremos hombres espirituales que andan, viven y existen según su espíritu.
(Espíritu con nuestro espíritu, El, capítulo 7, por Witness Lee)