Espíritu con nuestro espíritu, El, por Witness Lee

III. ES UNA OBRA DETALLADA LLEVADA A CABO POR LA TRANSFORMACION QUE EL ESPIRITU SANTIFICADOR EFECTUA EN LOS CREYENTES

En 2 Corintios 4:16-17 dice: “Por tanto, no nos desanimamos; antes aunque nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria”. La palabra desgastar significa “ser consumido”. Nuestro hombre exterior se está consumiendo, pero nuestro hombre interior se está renovando. Dios lava y renueva nuestro viejo hombre al consumir nuestro viejo hombre. Mientras más seamos consumidos, más seremos renovados.

Lamentablemente, he visto que muchos santos son consumidos sin ser renovados. He visto a muchos hermanos negociantes cometer errores y perder mucho dinero. Sufrieron mucho, pero no crecieron en vida. En realidad, cada pérdida debe consumirnos por un lado, y por otro, debe servir para que nuestro hombre interior sea renovado. Debemos ser lavados mediante nuestros sufrimientos. Ser lavado equivale a ser renovado, y ser renovado equivale a ser transformado.

El hecho de sufrir por causa de nuestro compañero de cuarto debe consumir nuestro ser exterior a fin de que nuestro hombre interior pueda ser renovado. Quizá alguien sea muy orgulloso, así que Dios lo pone con un compañero que no le gusta. Cada día este compañero es un instrumento para consumir al otro. Dios lo pone a uno con alguien así para que seamos renovados. Dios también le da a uno cierta esposa para consumirlo a uno a fin de que nuestro hombre interior sea renovado. Si un hermano está siendo renovado a pesar del comportamiento de su esposa, no se quejará. En esto consiste el verdadero crecimiento en vida.

A. Un proceso diario

Romanos 12:2b dice que debemos ser transformados por medio de la renovación de la mente. Este es un proceso diario, y no un asunto que se realice de una sola vez y para siempre. Nuestra vida conyugal es parte de este proceso en el cual somos transformados. Ningún marido en el mundo es perfecto, y ninguna esposa es totalmente satisfactoria. En términos humanos, necesitamos ser equilibrados. En términos espirituales, necesitamos ser renovados. Las personas renovadas no se quejan porque creen en la soberanía de Dios. Quizás las cosas vayan mal, pero de todos modos el Señor nos bendecirá. Mientras tengamos la bendición de Dios, todo será para nuestro bien, es decir, para nuestra transformación y conformación final (Ro. 8:28-29). Todos nosotros tenemos que aprender la lección de ser procesados todos los días y cada hora al ser consumidos y renovados.

B. Una transformación metabólica

Nuestra renovación produce una transformación metabólica. En el metabolismo, un elemento nuevo reemplaza a uno viejo. Nuestra renovación siempre es una transformación. Después de un tiempo otros podrán ver alguna renovación en nosotros. Esto significa que existe una nueva situación en nosotros, en nuestra vida y en nuestra conducta. Necesitamos ser renovados en todos los detalles de nuestra vida cotidiana.

C. Por medio de que nuestro cuerpo de pecado y el alma que lo motiva sean llevados a su fin por la muerte de Cristo

Dios tiene el propósito de consumir nuestro cuerpo de pecado. Si nuestro ambiente fuera muy confortable y si todo fuera muy satisfactorio para nosotros, debemos tener la certeza de que pecaríamos más. El hecho de ser consumidos nos restringe de pecar. Nuestro cuerpo pecaminoso y el alma que lo motiva cooperan entre sí para hacer lo malo. El alma motiva nuestro cuerpo. Sin el alma, el cuerpo está muerto. En realidad, el alma es el hacedor que motiva al cuerpo maligno. Por eso Dios dispone ciertas circunstancias que nos consuman. El puede usar nuestra debilidad y enfermedad para consumirnos.

El efecto que en nosotros tiene la muerte de Cristo nos ayuda a comprender y aceptar el ser consumidos. En 2 Corintios 4:10 dice: “...llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús”. Necesitamos experimentar la muerte de Cristo. Tenemos cierto compañero de cuarto porque necesitamos ser muertos. Una esposa tiene cierto marido porque necesita ser muerta. Según Dios dispuso, no debe haber divorcio. Debemos tomar la muerte de Jesús y así seremos renovados y transformados.

(Espíritu con nuestro espíritu, El, capítulo 13, por Witness Lee)