HABLAR LA ECONOMÍA DE DIOS
Y EL MISTERIO DE LA VIDA HUMANA
Hoy ustedes están sirviendo al Señor a tiempo completo, pero quisiera preguntarles: al laborar para el Señor a tiempo completo, ¿qué le predican a la gente? ¿Les dicen lo tranquilo que es que una pequeña criatura se arrastre por la pared, y aun así vive en el palacio? ¿O les dicen que las consecuencias malignas del perezoso son espinos, ortigas y piedras caídas? ¿O les dan el secreto para tener un negocio exitoso? ¿Qué predican cuando salen a tocar a las puertas? Necesitan predicar la economía de Dios y el misterio de la vida humana.
No hace mucho cuando regresé a Anaheim, en una reunión de habla china escuché dos testimonios acerca de tocar a las puertas. Un hermano dijo que él dio un testimonio por veinte minutos acerca de cómo se escapó nadando de la China continental a Hong Kong. Algunos se conmovieron por su testimonio y expresaron su deseo de creer en el Señor, pero ninguno fue bautizado. Otros dos hermanos testificaron que habían conocido a alguien cuando tocaban a las puertas. Querían predicarle el evangelio, pero él dijo que no disponía de tiempo. Los hermanos le dijeron: “Sólo tomará unos minutos”. Entonces abrieron el folleto: El misterio de la vida humana, y leyeron un párrafo con él. Siguieron diciéndole que Dios tiene una economía y que el hombre fue creado con tres partes: espíritu, alma y cuerpo, siendo el espíritu la parte más profunda en la cual Dios quiere entrar y morar. En menos de quince minutos, esa persona fue bautizada en la casa de un santo que quedaba cerca. Hermanos y hermanas, ¿cuál de los dos testimonios imitarían ustedes? Sólo el ciego, por su ignorancia, apreciaría el primer testimonio. Esto muestra que al entrar en los hogares de las personas, no debemos dar testimonios largos ni hablar nuestras propias palabras. Es más, no debemos hablar de la pequeña criatura que está en los palacios del rey, ni acerca de no ser perezoso. Les debemos presentar El misterio de la vida humana a las personas y guiarlas a que tengan contacto con la palabra del Señor directamente. Éste es el secreto de la predicación actual del evangelio, la cual se realiza al tocar a las puertas para guiar a las personas a creer, ser bautizadas y salvas.
(Revelación y visión de Dios, La, capítulo 1, por Witness Lee)