Revelación y visión de Dios, La, por Witness Lee

LO QUE VIERON JUAN EL BAUTISTA, PEDRO, PABLO Y JUAN

Al comienzo del Nuevo Testamento, cuando vino Juan el Bautista, parecía que el velo se iba a abrir, pero todavía no se abría. En Juan el Bautista no podemos ver mucho del misterio escondido en Dios. Luego, cuando el Señor Jesús estaba en la tierra, una vez cuando estaba en la región de Cesarea de Filipo preguntó a los discípulos: “¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?”. Ellos dijeron: “Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías o uno de los profetas”. Esto quiere decir que esos hombres eran como ciegos que tocaban el elefante. El Señor Jesús les siguió preguntando: “Y vosotros, ¿quién decís que soy Yo?”. Simón Pedro respondió, y dijo: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (Mt. 16:13-16). Lo que Pedro vio fue maravilloso, y probablemente fue sólo una rendija que se abrió entre los velos para que él echara un vistazo (v. 17). Es por esto que después él aún dijo tantas cosas insensatas.

Otra ocasión en la que Pedro dijo algo insensato fue en Hechos 10. Mientras Pedro estaba orando en la azotea, le sobrevino un éxtasis; vio un objeto semejante a un gran lienzo que descendía del cielo, en el cual había de todos los cuadrúpedos y reptiles de la tierra y aves del cielo. Entonces le vino una voz que le dijo: “Levántate, Pedro, mata y come”. En ese momento, él dijo algo insensato: “Señor, de ninguna manera; porque ninguna cosa profana o inmunda he comido jamás” (vs. 9-16). La visión que tuvo en la región de Cesarea de Filipo era como el sol naciente que aún no ha salido por completo; la visión que tuvo el día de Pentecostés era como el sol al medio día. No obstante, en Hechos 10, Pedro, estando confundido otra vez, perdió la visión. Aunque le llegó la visión, no la pudo aceptar. Recibió una visión, pero no la pudo entender.

Fue con Pablo que la revelación del misterio fue grandemente dada a conocer, fue develada. Pero de su totalidad, quedaba una pequeña parte que aún no había sido dada a conocer. No fue hasta que el envejecido Juan escribió el libro de Apocalipsis que la revelación del misterio fue totalmente dada a conocer. El término revelación significa que se ha abierto el velo. El libro de Apocalipsis abre completamente los detalles finales, es decir, abre los siete sellos (5:5) que sellaban el libro, el misterio de Dios, que estaba en la mano derecha del Señor Jesús. En el relato de Apocalipsis, los siete sellos se abren uno por uno. Después de la apertura del séptimo sello aparecen siete trompetas (8:2), que son el contenido del séptimo sello. El libro de Apocalipsis primero abre el velo y luego toca la trompeta. Tocar la trompeta significa proclamar fuertemente, dejar en claro. No es suficiente sólo abrir el velo y romper los sellos; aún existe la necesidad de tocar las trompetas fuertemente, de gritar. Después de la apertura del séptimo sello, se tocan las siete trompetas, una después de la otra. Además, la séptima trompeta incluye las siete copas (16:1). Para este tiempo, el velo está totalmente abierto.

(Revelación y visión de Dios, La, capítulo 1, por Witness Lee)