Experiencia que tienen los creyentes de la transformación, La, por Witness Lee

LA META DE LA OBRA EFECTUADA POR EL ESPÍRITU QUE MORA EN NOSOTROS ES LA CONFORMACIÓN

La meta de Dios, Su objetivo final, es conformarnos a la imagen de Cristo. Su meta no es simplemente que estemos de acuerdo con el Espíritu Santo y sentir vida y paz; lo que Él desea es que seamos conformados gradual y finalmente por completo, a la imagen de Cristo. Debido a que necesitamos ser conformados a la imagen de Cristo, necesitamos no sólo del Espíritu que mora dentro de nosotros, sino también de muchas otras cosas fuera de nosotros. Romanos 8:28-29 nos dice que todas las cosas cooperan, a fin de que aquellos que aman a Dios y son llamados conforme a Su propósito puedan ser conformados a la imagen de Cristo. Por lo que, tenemos al Espíritu Santo dentro de nosotros y “todas las cosas” fuera de nosotros.

La frase todas las cosas incluye a todas las personas, todos los asuntos y todas las cosas. Todas estas cosas cooperan para nuestro bien de modo que seamos conformados a la imagen de Cristo. Cuando cocinamos, necesitamos agua y fuego. El agua se echa dentro de la olla, y el fuego está fuera de ella. En este ejemplo, nosotros somos la olla, el Espíritu Santo es el agua, y “todas las cosas”, que incluyen a nuestro cónyuge, a nuestros hijos y todas las circunstancias, son el fuego. El Señor sabe exactamente cuál es la intensidad de calor que necesitamos, ya sea bajo, mediano o alto. En otras palabras, el Señor conoce nuestra necesidad y conforme a ella nos mide “todas las cosas”. Usted nunca debe quejarse de su entorno. No piense que su esposa no es la adecuada. De hecho, ella es la esposa que usted necesita, y por tanto es la mejor. El Señor nos medirá todas estas cosas a nosotros. Estas cosas cooperarán para bien, esto es, para nuestra conformación.

En una ocasión un hermano me contó que, debido a un cambio inesperado en las circunstancias, logró viajar en el tren en un asiento de segunda clase, y no de tercera clase, por la cual él había pagado. A la luz de esto, me dijo: “Oh, hermano Lee, ¡alabado sea el Señor! Todas las cosas cooperan para nuestro bien”. Cuando él dijo esto, interiormente supe que este hermano debía aprender algo más respecto al “bien” que se menciona en el versículo 28. Después de un tiempo, este mismo hermano fue atropellado por un automóvil mientras andaba en bicicleta. Él fue herido a tal grado que tuvo que ir al hospital. Cuando estaba en el hospital, se le oyó decir: “¡Alabado sea el Señor! Todas las cosas cooperan para bien. Si hubiera ido un poco más rápido o más despacio en mi bicicleta ese día, ya estaría muerto. Pero el Señor cuidó de mi vida, y sigo vivo. Ciertamente todas las cosas cooperan para bien”. Temo que muchos de nosotros compartimos el mismo concepto que ese hermano. El concepto del hermano era erróneo; él no entendía el verdadero y exacto significado de: todas las cosas cooperan para bien. Pocos días después, mientras él seguía en el hospital, él recibió luz en cuanto a este punto y comprendió que su accidente había sido dispuesto por el Señor con miras a que sea conformado a la imagen de Cristo, y se sometió al Señor.

La meta que Dios tiene al darnos “todas las cosas” no es que disfrutemos de comodidades y beneficios. Más bien, Su meta al darnos todas las cosas es que seamos conformados a la imagen de Cristo, el Hijo primogénito de Dios (v. 29). Esta conformación es el “bien” del que se habla en el versículo 28. El Señor nos ha dado cónyuge, hijos, padres, hermanos, nuestro trabajo y nuestras circunstancias, y Él hace que “todas las cosas” cooperen para bien, con el propósito de tratar con nosotros y causar que seamos conformados a la imagen de Cristo. Éste es el único propósito, la meta final, que Dios procura alcanzar. El Espíritu Santo dentro de nosotros y “todas las cosas” fuera de nosotros cooperan juntos, tal como el agua por dentro y el fuego por fuera de la olla, a fin de conformarnos a la imagen de Cristo.

El propósito eterno de Dios no consiste en que seamos aptos para guardar la ley. Tengan presente que la ley es solamente algo que “entró al lado”, que se introdujo. El propósito eterno de Dios es que seamos conformados a la imagen de Su Hijo, a fin de que Su Hijo sea el Primogénito entre muchos hermanos. ¿Cómo completa Dios esta obra? Por un lado, el Espíritu de Su Hijo mora dentro de nosotros; por otro, Él nos asigna cierta medida de “todas las cosas”. “Todas las cosas” fuera de nosotros cooperan con el Espíritu Santo dentro de nosotros a fin de trabajar juntos y conformarnos a la imagen de Cristo. Ésta es la manera de madurar en la vida de Cristo.

Creo que ahora estamos impresionados con este cuadro tan claro. Anteriormente estábamos en Adán; ahora estamos en Cristo. La realidad de Cristo, que es el Espíritu de Cristo, mora en nosotros. Ahora ya no tenemos que hacer nada, excepto estar de acuerdo con el Espíritu, seguirlo a Él y alinearnos con Él. El Señor es tan sabio, que nos asigna cierta medida de “todas las cosas” a fin de que cooperen con el Espíritu Santo, quien está en nuestro interior, para conformarnos a la imagen de Su Hijo.

Espero que en el futuro, tal vez en una semana o en cinco años, veamos más de la imagen de Cristo los unos en los otros. No sería nada bueno si después de varios años solamente tengamos una comprensión mental más amplia y un mayor conocimiento y doctrinas cristianas. Antes bien, queremos ver algo más de Cristo forjado en todos nosotros. Nuestra necesidad hoy en día es que Cristo aumente y crezca dentro de nosotros. Esto es lo que el Señor está buscando. Seamos simples y solamente sigamos al Espíritu Santo. En todas las otras cosas, el Señor mismo cuidará de nosotros. Entonces seremos maduros en la vida de Cristo y conformados a Su imagen día tras día.

(Experiencia que tienen los creyentes de la transformación, La, capítulo 7, por Witness Lee)