Aspecto orgánico de la obra salvadora de Dios, El, por Witness Lee

LA OBRA SALVADORA COMPLETA DE DIOS TIENE DOS ASPECTOS: EL ASPECTO JUDICIAL Y EL ASPECTO ORGANICO

La obra salvadora completa de Dios tiene dos aspectos: el aspecto judicial y el aspecto orgánico. No es fácil entender el significado de orgánico ni de judicial. Sin embargo, sabemos que la palabra judicial está relacionada con la ley y que la palabra orgánico está relacionada con la vida. Por tanto, la obra salvadora completa de Dios tiene tanto el aspecto judicial, relacionado con la ley, como el aspecto orgánico, relacionado con la vida.

Todos sabemos que Dios amó tanto a las personas del mundo que dio a Su Hijo unigénito para que pudieran recibir la vida eterna (Jn. 3:16). Dios dio a Su Hijo unigénito a las personas del mundo para que pudieran recibir la vida eterna creyendo en El y recibiéndole. En la eternidad Dios tuvo el beneplácito, el deseo de Su corazón, de ser uno con el hombre, incluso de hacer que el hombre fuera igual a El y perteneciera a Su especie. Por tanto, al crear al hombre lo hizo a Su imagen y conforme a Su semejanza para que llegara a ser una vasija que lo contuviera. Creó las plantas y los animales según sus especies respectivas; pero cuando creó al hombre, lo hizo a Su imagen y conforme a Su semejanza (Gn. 1:11-12, 20-21, 24-27). La imagen es interior y la semejanza es exterior. Puesto que Dios creó al hombre de ese modo, ¿era Adán hombre o Dios? Ciertamente era un hombre, pero tenía la imagen y la semejanza de Dios. Por consiguiente, desde la creación, ya se insinuaba la idea de Dios-hombre.

En el Nuevo Testamento Dios vino a regenerar al hombre consigo mismo como la vida. Juan 1:12 dice: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en Su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”. Cuando llegamos a ser hijos de Dios, tenemos Su vida y Su naturaleza. Puesto que las cabras engendran cabras y las vacas engendran vacas, sin duda Dios engendra dioses. Sería raro si las vacas engendraran vacas y las cabras, cabras, pero Dios engendrara seres humanos. Lo que es engendrado tiene que ser igual al que lo engendra. Una vaca nunca engendra un asno, y una cabra nunca engendra un perro. La intención del corazón de Dios es hacernos iguales a El para que seamos exactamente iguales a El no sólo en cuanto a imagen interna y a semejanza externa, sino también en Su vida y naturaleza. Nosotras las personas regeneradas de Dios tenemos Su vida y también Su naturaleza. Esto es verdaderamente precioso.

No obstante, el hombre que Dios creó pecó y cayó al seguir a Satanás; por eso, el hombre violó la justicia de Dios. Dios amó tanto a las personas del mundo que incluso quiso hacer al hombre igual a El por Su vida. Pero el hombre fue seducido por Satanás y cayó al cometer el pecado; así que, el hombre violó la justicia de Dios. Lo que el hombre violó no fue la gracia de Dios ni Su amor, sino Su justicia. Según las santas Escrituras, el principio según el cual Dios actúa es la justicia de Dios. Todo lo que Dios hace es justo, y Su justicia, como cimiento de Su trono (Sal. 89:14), es la más estricta. Por consiguiente, aquí vemos dos entidades: el amor de Dios y Su justicia. Según Su amor, Dios quiere hacer al hombre igual a El. Pero el hombre pecó y violó la justicia de Dios. La justicia de Dios es estricta; todo lo que Dios quiere hacer por el hombre tiene que satisfacer los requisitos de Su justicia. Todo lo que la justicia requiere llega a ser la ley. Por tanto, la Biblia nos muestra que después de que Dios creó al hombre y éste cayó, pasó un tiempo y luego Dios vino a darle al hombre la ley. La ley de Dios fue escrita y puesta en vigencia conforme a Su justicia. Puesto que Dios es justo, todo asunto de la ley puesto en vigencia por El es justo, y todo asunto es un requisito justo; así que, la ley llega a ser la ley de justicia (Ro. 8:4a; 9:31).

Por consiguiente, en cuanto a todo lo que Dios quiere hacer por el hombre conforme al deseo de Su corazón, hay una gran necesidad judicial. Todo lo que Dios quiere hacer por el hombre orgánicamente conforme a Su vida requiere que redima a los pecadores caídos conforme a Sus justos requisitos. La justicia de Dios requiere que redima a los pecadores. Es como si la justicia de Dios le dijera: “Oh Dios, es bueno que los ames, y también es bueno que desees obrar mucho en ellos orgánicamente. Pero primero tienes que redimirlos para satisfacer los requisitos de Tu justa ley”. Esta es la redención. Al redimir a los pecadores judicialmente, Dios puede hacer libremente todo lo que quiera por medio de Su vida orgánica conforme al deseo de Su corazón. “Hacer lo que uno quiera” no suena positivo. ¿Cómo podemos decir que Dios puede hacer lo que quiera? Ciertamente Dios, por causa de Su redención, puede hacer lo que quiera. Si quiere salvar a un ladrón, puede hacerlo; si quiere salvar a una prostituta, también lo puede hacer. Por tanto, en la Biblia vemos a un ladrón que fue salvo (Lc. 23:39-43), y también algunas rameras que fueron salvas (Mt. 21:31-32; cfr. Lc. 7:37; Jn. 4:17-18). Actualmente Dios verdaderamente puede hacer lo que quiera. Por tanto, la completa obra salvadora de Dios consta de la redención requerida judicialmente y la salvación efectuada por medio de la vida de Dios orgánicamente. Debemos diferenciar entre estos tres actos: la redención, la cual es judicial; la obra salvadora de Dios, la cual es orgánica; y la obra salvadora completa de Dios, la cual es el conjunto de Su obra redentora y Su obra salvadora.

(Aspecto orgánico de la obra salvadora de Dios, El, capítulo 1, por Witness Lee)