PRODUCIR LAS IGLESIAS, EL REINO DE DIOS
La propagación es un asunto de producción. Por tanto, propagar significa producir. La propagación del Cristo resucitado en Su ascensión produce las iglesias. Las iglesias son el fruto del Cristo resucitado y ascendido; ellas son el resultado de la propagación de Cristo. En Hechos, la palabra “iglesia” se menciona por primera vez en 5:11. A partir de allí, se menciona en diversas ocasiones (8:1, 3; 9:31; 11:22, 26; 12:1, 5; 13:1; 14:23, 27; 15:3, 4, 22, 41; 16:5; 18:22; 20:17, 28).
Las iglesias que el Cristo resucitado produce en Su ascensión constituyen el reino de Dios. En cuanto al reino, no debemos seguir las enseñanzas de algunos que alegan que el reino de Dios no está presente hoy en día. Ellos enseñan que el reino fue suspendido y que volverá después de la era de la iglesia. En el libro de Hechos, vemos que las iglesias y el reino de Dios no están separados; de hecho, las iglesias son el reino de Dios. En Hechos, el reino de Dios se menciona por primera vez en 1:3 y después en muchos otros versículos (8:12; 14:22; 19:8; 20:25; 28:23, 31).
Debe impresionarnos el tema de Hechos, un libro que constituye “la espina dorsal” del Nuevo Testamento. Hechos revela que Cristo en Su ascensión se propaga para producir las iglesias, las cuales son el reino de Dios en la tierra hoy. Después del libro de Hechos, tenemos las epístolas. Las epístolas, como continuación de Hechos, edifican a los santos a fin de que las iglesias sean plenamente edificadas como Cuerpo de Cristo. La consumación de esta edificación será la Nueva Jerusalén. Si vemos el lugar que ocupa Hechos en el Nuevo Testamento, nos daremos cuenta de que este libro, la espina dorsal del Nuevo Testamento, tiene una posición crucial.
(Estudio-vida de Hechos, capítulo 2, por Witness Lee)