Exhortación amorosa a los colaboradores, ancianos y los que aman y buscan al Señor, Una, por Witness Lee

DEBEMOS PASTOREAR, ESPECIALMENTE CUIDANDO CON TERNURA

Yo creo que para las casas de los hermanos y de las hermanas, para los grupos vitales, para la iglesia y para los ancianos, el pastoreo es el factor que lo determina todo. Pese a esto, en las enseñanzas dadas en el pueblo cristiano casi nadie da énfasis a esto. El Señor nos pastorea y nos cuida no sólo exteriormente, sino también en nuestras almas (1 P. 2:25). Ya dijimos esto en el Estudio de cristalización del evangelio de Juan.

En la actualidad es muy difícil enseñar, pues aun los catedráticos tienen que estudiar para educar a los estudiantes. Si ellos no los “pastorean” pueden tener problemas serios. El primer aspecto del pastoreo es el cuidar con ternura. Efesios 5 nos dice que el Señor cuida con ternura a la iglesia, Su Cuerpo, y la pastorea. Nutrir solamente, sin este cuidado, no produce resultados. Hoy en día me conduzco y tomo decisiones de un modo completamente diferente al de hace treinta años. En estos treinta años he aprendido mucho, aun en las cosas relacionadas con mis hijos. Tocamos la sociedad y nos relacionamos con seres vivientes. Esto no es simple; por eso debemos aprender.

Tal vez hagamos la obra del ministerio, pero la manera en la que nos conducimos y nos comportamos no encaja, y mata nuestro ministerio. Hace poco un estudiante universitario agredió a tres de sus profesores porque no pasó el curso. No podemos negar que estos profesores fueron responsables por este acto, al menos en parte. Si ellos le hubieran hablado prudentemente al estudiante, no lo habrían hecho enojar hasta ese grado. Los catedráticos trataron de ayudar al estudiante, pero el resultado no fue lo que esperaban. Ahora muchos profesores que oyeron de esta tragedia, serán mucho más cuidadosos al tratar a los estudiantes. En principio, sucede lo mismo con nosotros. El resultado de nuestro trabajo depende de la manera en que nos comportemos. Nos ocupamos de las casas de los hermanos y las casas de las hermanas, pero, ¿de qué manera nos conducimos? Cuando cuidamos a nuestros hijos estando irritados, provocaremos su enojo No debemos hacer eso. Efesios es un libro muy elevado, pero desciende a nuestro nivel cuando nos dice: “Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestra indignación” (4:26). Si nosotros hubiésemos escrito Efesios, no habríamos añadido este versículo; sólo hablaríamos de las cumbres de los primeros tres capítulos y medio de este libro. Pero Pablo descendió de allí en la mitad del capítulo cuatro, y en los capítulos cinco y seis. Estas porciones tienen mucho significado. También Jacobo [o Santiago] dice: “Porque la ira del hombre no cumple la justicia de Dios” (Jac. 1:20).

Los capítulos 10 y 21 de Juan hablan del pastoreo. El capítulo diez afirma que el Señor viene como el Pastor. El es el Pastor y la Puerta para entrar [al redil] y salir a los pastos. En 10:10 dice: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”, y en el versículo 11 leemos: “Yo soy el buen Pastor”. También dice que El pone Su vida humana por causa del pastoreo. Para dar vida se requiere el pastoreo. Sin éste es difícil que la vida divina opere en nosotros. El capítulo veintiuno es un apéndice muy importante sobre el pastoreo. El evangelio de Juan trata de la vida divina, la cual depende del pastoreo. En la vida cotidiana, la vida familiar y la vida conyugal, es necesario el pastoreo, y éste a su vez requiere el cuidado tierno. Los cónyuges deben cuidarse con ternura constantemente. De lo contrario, tendrán problemas. Los padres deben pastorear a sus hijos. Si practicáramos el pastoreo en todas partes, toda la sociedad sería perfecta. Los malentendidos y las contrariedades provienen principalmente de la carencia de pastoreo. Nosotros los colaboradores debemos aprender a cuidar a la gente con ternura.

(Exhortación amorosa a los colaboradores, ancianos y los que aman y buscan al Señor, Una, capítulo 1, por Witness Lee)