DEBEMOS SEGUIR A OTROS
SEGUN LA VERDAD Y LA VISION DIVINAS
Desde que llegué a este país en 1962, he visto y experimentado muchas cosas. Ya que hay tantos colaboradores en esta área, siento la carga de darles una exhortación amorosa a modo de advertencia. Guárdense de estos cuatro “topos” y tengan cuidado al seguir a alguien. En realidad, no deberíamos seguir a nadie. Al respecto, el Nuevo Testamento afirma que Pablo dijo: “Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo” (1 Co. 11:1). Seguimos a alguien porque tiene la revelación y la visión de Dios. Reconozco que soy atrevido al decir que Dios me condujo al hermano Nee, y que lo seguí; lo admito. La gente trataba de burlarse de mí diciendo: “Sólo hablas lo que enseña Watchman Nee”. Y les dije: “Es verdad. Esa es mi gloria, y no me avergüenzo”. Nunca conocí a ningún predicador cristiano que conociera la Biblia como él. Nadie me mostró jamás la visión de Dios, salvo Watchman Nee. Así que, yo aprendí de él. Desde que vine a este país, siempre he hecho lo posible por mantenerme en la línea central de la revelación divina. En ocasiones he sido un poco descuidado al hablar, pero después de que el mensaje se pule, lo leo otra vez, y cambio algunas expresiones. He sido muy cuidadoso al publicar mis escritos. En realidad nuestra guía no es una persona, sino la verdad divina, la visión divina.
En febrero de 1986 tuvimos una conferencia urgente de ancianos en la cual hablé de la nueva manera en que la iglesia debe reunirse. Debido a que el recobro del Señor estaba adormecido, yo como Gedeón toqué la trompeta para reunir a un grupo de personas a fin de pelear por el recobro. No tenía la intención de que todos me siguiesen. Les dije que no tenían que seguirme, sólo que no se opusieran. El siguiente verano les dije a los santos que nosotros no somos guiados realmente por una persona, ni por mí, ni el hermano Nee; sino por la revelación del Señor, por Su Palabra. Así que, tenemos mucho que discernir en cuanto a la verdad. De ese modo, no le haremos daño al Cuerpo, ni a nosotros mismos ni a aquellos a quienes seguimos.
No debemos procurar que otros nos sigan, pues ésa es la naturaleza de la serpiente. No ayudamos a quien seguimos, sino que lo perjudicamos. Esto también significa que no debemos seguir a ninguna persona; simplemente sigamos al Señor según Su Palabra y la visión celestial. Es por eso que debemos estudiar Su Palabra concienzudamente, sin torcerla ni distorsionarla. Los hermanos que están en el entrenamiento de tiempo completo no deben decir que vinieron a seguir a alguien. Están aquí para aprender a seguir al Señor y Su Palabra, a fin de discernir cuáles son las verdades fundamentales y cuáles son secundarias. Algunas verdades son como el tronco, y algunas son como las ramas. Es más, algunas ramas son más gruesas que otras. La comprensión y aceptación de las verdades básicas debe basarse en la economía de Dios y recibirse por Cristo y mediante Su Cuerpo. No se opongan a las verdades secundarias ni las descuiden, ni le den mucho énfasis a ninguna de ellas.
(Exhortación amorosa a los colaboradores, ancianos y los que aman y buscan al Señor, Una, capítulo 4, por Witness Lee)