Lecciones básicas acerca de la vida, por Witness Lee

III. DIOS LE PROHÍBE AL HOMBRE COMER DEL ÁRBOL DEL CONOCIMIENTO

Dios no le dijo a Adán nada acerca del árbol de la vida, pero sí le mencionó el árbol del conocimiento. Dios le prohibió al hombre que comiera de dicho árbol (Gn. 2:17).

A. El primer mandamiento que Dios dio al hombre

El primer mandamiento que Dios dio al hombre tenía que ver con comer. Le ordenó que no comiera del árbol del conocimiento del bien y del mal.

B. Comer, recibir algo en su interior, es crítico para el hombre

Comer es vital para nosotros porque al hacerlo, recibimos algo que llega a formar parte de nuestro ser. Si comemos el alimento adecuado, recibiremos la debida nutrición. Si uno ingiere veneno, muere. Los padres esconden de sus hijos las sustancias venenosas, manteniéndolas fuera de su alcance. Hasta los laboratorios que producen medicamentos y químicos ponen etiquetas con advertencias en algunos de sus productos, que especifican el contenido de sustancias nocivas o envasan ciertos medicamentos en frascos que los niños no puedan abrir. Lo que el hombre ingiere es crítico y puede traerle vida o muerte. Comer es crítico para el hombre.

1. Después que el hombre fue creado, Dios no le pidió que hiciera nada

Después que el hombre fue creado, Dios no le pidió que hiciera nada. A Dios tan sólo le interesaba lo que comería el hombre que Él había creado.

2. Dios simplemente le mandó que no comiera del árbol equivocado

Dios sencillamente mandó al hombre que no comiera lo que no debía. Lo que el hombre sería y lo que le sobrevendría en el futuro dependía por completo de lo que comiese.

C. Comer del árbol del conocimiento es recibir a Satanás como la vida maligna en el ser del hombre

Cuando el hombre comió del árbol del conocimiento, recibió a Satanás, la vida maligna, en su propio ser. Todos estos aspectos acerca de la intención que Dios tenía con el hombre son completamente opuestos al concepto humano natural. Es por eso que debemos recalcar estos aspectos, explicarlos, y hacer que dejen una impresión clara y profunda en todos los santos.

D. El mandamiento de prohibición que Dios impuso al hombre era una advertencia

1. Indica la grandeza de Dios al tratar con el hombre

El mandamiento de prohibición que Dios impuso al hombre era una advertencia para éste, lo cual indica la grandeza de Dios al tratar con el hombre. Solamente un hombre vil obliga a otros a aceptar su opinión. Ninguna persona noble u honorable forzaría a los demás.

2. Indica que Dios ama al hombre

El mandamiento de prohibición que Dios hizo al hombre también indica el amor que Dios tiene para con el hombre. Debido a que Dios ama al hombre, le advirtió que no comiera el alimento equivocado.

3. Indica que Dios deseaba que el hombre comiera del árbol de la vida para recibir a Dios en su interior como su vida

La advertencia que Dios hizo al hombre en cuanto a no comer el árbol del conocimiento indica tres cosas: la grandeza de Dios, el amor de Dios y el deseo de Dios. Dios deseaba que el hombre comiera del árbol de la vida para recibir a Dios como su vida.

Dios no obligó al hombre a tomar lo que Él deseaba que comiera, sino que dejó que el hombre tomara la decisión. La advertencia que le hizo al hombre indica que, por una parte, Él es magnánimo y que, por otra, es amoroso. No obligó al hombre a hacer lo que Él deseaba, lo cual nos muestra cuán grande es Él. Pero, por otro lado, le advirtió que no comiera el alimento equivocado, lo cual implica que Dios ama al hombre. Él puso al hombre frente a dos árboles y le advirtió que no comiera del árbol del conocimiento. Sin duda, esto indica que Dios quería que el hombre comiera del árbol de la vida. Por consiguiente, la advertencia de Dios deja implícito Su deseo; Él deseaba que el hombre comiera del árbol de la vida. Así que, la advertencia de Dios indica Su deseo. Dios quería que el hombre tomara del árbol de la vida, es decir, de Dios mismo, que le recibiera en su interior como vida.

Esta lección es crucial. Es una idea que revoluciona por completo nuestros conceptos humanos. Debemos tomar esta lección como preparación para que los santos avancen en la vida divina.

Pregunta: ¿Cómo podemos demostrar claramente que el árbol del conocimiento del bien y del mal representa la vida de Satanás?

Respuesta: La Biblia nos muestra que en el universo sólo hay dos fuentes. Satanás vino a seducir al hombre induciéndole a participar del árbol del conocimiento. Esto significa que él cautivó al hombre haciendo que éste le ingiriera. Este hecho es muy importante en la Biblia. El árbol de la vida y el árbol del conocimiento son las dos líneas gobernantes que corren a lo largo de los sesenta y seis libros de la Biblia.

En las familias, en las naciones y hasta en las iglesias Dios está presente como árbol de la vida, y Satanás como árbol del conocimiento. ¿Cuál escogeremos y a quién nos dirigiremos? Si tenemos contacto con Dios, obtenemos vida y empezamos a depender de Él, pero si tomamos el árbol del conocimiento, obtenemos a Satanás. Si tomamos a Satanás, nos independizamos de Dios. Cuando nos volvemos independientes, esto significa que nos rebelamos. Cuanto más nos alimentamos del árbol del conocimiento, más nos rebelamos contra Dios y más independientes somos de Él. Además, al alimentarnos del árbol del conocimiento nos hacemos uno con Satanás, quien era y sigue siendo rebelde. Si nos alimentamos del árbol de la vida, nos hacemos uno con Dios y nos volvemos dependientes de Él.

Estos dos principios están frente a nosotros hoy, pero casi todas las personas optan por el árbol del conocimiento. Es muy raro ver personas que escogen el árbol de la vida. Inclusive en nuestra vida diaria, debemos reconocer que nos alimentamos del árbol del conocimiento. Cuando el esposo discute con su esposa, está participando del árbol de conocimiento. Cuanto más alegamos tratando de demostrar quién está equivocado y quién tiene la razón, más comemos del árbol del conocimiento. Como consecuencia, recibimos muerte y nos independizamos de Dios. En ese caso, debemos arrepentirnos y confesar nuestra falta. Debemos limpiarnos con la preciosa sangre de Cristo, ya que ésta nos vuelve a poner en contacto con Dios. Cuando contactamos a Dios de nuevo, volvemos a depender de Él. La próxima vez que nos veamos frente a la tentación de argüir, debemos decir: “Señor, si Tú no discutes, yo tampoco lo haré. Si Tú no arguyes, tampoco yo argüiré; pues soy uno contigo”. Todos nosotros necesitamos depender, en nuestra vida diaria, del árbol de la vida y apartarnos del árbol del conocimiento del bien y del mal.

(Lecciones básicas acerca de la vida, capítulo 3, por Witness Lee)