Lo ilimitado y todo-inclusivo que es Cristo, por Witness Lee

DISFRUTAR LAS RIQUEZAS DE CRISTO AL ORAR-LEER LA PALABRA Y ORAR EN EL ESPÍRITU

Cristo es el Espíritu vivificante. ¿Dónde está Él hoy? Por un lado, Él es el Señor y Cristo en el trono en el cielo, mientras que por otro lado, Él es el Espíritu vivificante que ha entrado en nosotros para ser nuestra vida. De la misma manera, no importa cuán ricos sean el alimento y el agua que necesitamos; si no entran en nuestro estómago, no tendrán nada que ver con nosotros. Hoy en día Cristo no es solamente el Señor de todos que está sentado en el trono en los cielos, sino que también es el Espíritu vivificante real y viviente que habita en nuestro espíritu para ser nuestra vida. ¡Qué bueno y maravilloso es esto!

Lamentablemente, los cristianos en la actualidad han sido separados de Cristo por muchas cosas. No es necesario hablar del pecado y del mundo, pues aun la lectura de la Biblia los puede separar de Cristo. Esto se debe a que al leer la Biblia es posible que sólo utilicen su mente para estudiar, pero no usen su espíritu para orar con las palabras de vida. Por ejemplo, ustedes pueden leer Mateo 1:1 que dice: “Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham”. Cuando ustedes llegan al nombre de Abraham, quizás se rompan la cabeza; pues a lo mejor no entiendan lo que significa Abraham. Cuando era joven me encontré con este problema. Me desilusioné por completo cuando encontré la explicación. Encontré un sitio que decía que Abraham era el padre de Isaac. ¿Quién entonces es Isaac? Todavía no lo entendía. Por lo tanto, a menudo perdí mi tiempo. Yo estudiaba la Biblia por hora y media en la mañana, y el resultado era que me confundía. Hubiera sido mejor que no estudiara la Biblia. Si en lugar de eso hubiera orado unas cuantas oraciones, por lo menos hubiera tocado el Espíritu en cierto grado. Cuando estudiaba la Biblia, terminaba más lejos de Dios que cuando empezaba, debido a la manera en que la estudiaba. Traté de estudiar Mateo 1, pero el registro de la genealogía, el cual llega hasta el versículo 17 y contiene muchos nombres extraños, me aturdió. Además, el versículo 17 menciona tres eras de catorce generaciones cada una. Todas las generaciones de Abraham hasta David eran catorce generaciones; de David hasta la deportación a Babilonia eran catorce generaciones, y de la deportación a Babilonia hasta el Cristo eran catorce generaciones. Empecé a contar las tres eras de catorce generaciones. Sin embargo, no importaba cómo yo las contara, no me salía bien. Al final, estaba completamente confundido. Después dije: “Olvídate, no hay manera de estudiar los primeros diecisiete versículos de Mateo 1”. Por tal razón es que en los primeros años, cada vez que leía Mateo, yo siempre empezaba por el versículo 18.

A veces leer la Biblia con la mente puede causar satisfacción. Como jóvenes, ustedes pueden ser salvos y estar entusiasmados para amar al Señor, y sus corazones pueden desear por completo honrar a sus padres, ser diligentes y hacer las cosas con un corazón sencillo. La Biblia contiene muchas de estas palabras, y cuando las leen, ustedes se pueden sentir cómodos y satisfechos. Cuando las hermanas leen la Biblia por primera vez y se encuentran con el versículo en Efesios 5 el cual dice que los maridos deben amar a sus esposas, toda aquella que es esposa sonríe y menea la cabeza de que está de acuerdo. Para ella, la Biblia es muy buena y es el mejor libro. Esto se debe a que no hay esposa que no espere que su marido la ame. Las palabras de la Biblia simplemente corresponden a lo que ama su corazón. Por el contrario, los esposos disfrutan leer el versículo en Efesios 5 el cual dice que las esposas deben sujetarse a sus maridos. Esto es verdaderamente bueno, porque lo que los esposos esperan diariamente es que sus esposas se sujeten a ellos.

En cuanto a leer la Biblia, de las dos clases de sensaciones descritas anteriormente, una es muy árida y desconcertante, y la otra es muy interesante y satisfactoria. Estas dos sensaciones parecen diferentes en su totalidad, pero ambas los separan a ustedes del disfrute de Cristo. Necesitamos ver que la Biblia no fue escrita para este propósito. La Biblia son las palabras de Dios, y las palabras de Dios son espíritu. El Señor Jesús dijo: “Las palabras que Yo os he hablado son espíritu y son vida” (Jn. 6:63b). Cada frase de la Biblia es espíritu y vida. No importa si usted es viejo o joven, educado o analfabeta, les sugeriría que no pasaran por alto Mateo 1:1-17; más bien, lean cada versículo. Cuando usted lea: “Abraham engendró a Isaac; e Isaac engendró a Jacob”, aunque no lo entienda, no trate de entenderlo. Un día lo entenderá, y ése será un entendimiento real. Usted simplemente debe orar-leer: “Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham. Abraham engendró a Isaac; e Isaac engendró a Jacob; y Jacob engendró a Judá y a sus hermanos”. No se preocupe si entiende o no; simplemente ore-lea y tocará al Espíritu en su interior. Los hechos hablan más claro que las palabras. Trate de orar-leer y vea cuál de estas dos maneras de leer la Biblia le suministra más. Yo no tengo que orar-leer por media hora; puedo ser avivado con sólo orar-leer por cinco minutos.

Nuestro Señor hoy es rico. Él es el Dios eterno, el Creador y el Único que reina sobre todo el universo, sustentando y sosteniendo todas las cosas por medio de la palabra de Su poder. Un día Él vino para encarnarse; entró en el vientre de una virgen, y estuvo dispuesto a nacer como un hombre. Él pasó a través del vivir humano por más de treinta y tres años; experimentó todo tipo de dificultades y probó todas las diferentes alegrías y tristezas. Después entró en la muerte e hizo grandes cosas en Su muerte, logrando una cosa tras otra. Los pecados fueron quitados, el pecado fue eliminado, todo llegó a su fin y la vida divina fue liberada. Entonces, Él entró en resurrección, y en Su resurrección nos regeneró y también llegó a ser el Espíritu vivificante para entrar hoy en nosotros. Pero eso no fue todo, Él ascendió al trono. El Cristo que mora en nosotros hoy, también es el Cristo que está sentado en el trono. Todos éstos son Sus riquezas.

El punto central es que Él es el Espíritu, el Espíritu vivificante. Este Espíritu está en la palabra de Dios y en nuestro espíritu. Siempre que abran su boca para orar, ustedes pueden tocar este Espíritu. Por lo tanto, todos nosotros necesitamos orar. Ustedes deben orar y también deben orar-leer la Biblia. Ustedes necesitan tener contacto diariamente con este Espíritu, ser llenos de este Espíritu y permitirle a este Espíritu que opere interiormente para que los sature. Queridos hermanos y hermanas, si ustedes experimentan esto, ustedes disfrutarán las riquezas inescrutables de Cristo.

Todos nosotros tenemos esposos, esposas, hijos, familias y profesiones; todos tenemos cargas y dificultades. Todo esto es ordenado por Dios para nuestra vida humana. ¿Cómo manejamos todos estos asuntos? Es extremadamente difícil manejarlos por nosotros mismos, por lo que debemos depender del Señor. Pablo nos dijo en Filipenses 1:19 que la abundante suministración del Espíritu de Jesucristo nos capacita para disfrutar la salvación en nuestro vivir. Para obtener la suministración de este Espíritu, debemos orar, porque sólo nuestro espíritu puede tener contacto con este Espíritu. Siempre que tengamos contacto con este Espíritu, nos suministará, saturará, permeará y regará. Este Espíritu es Jesucristo, el Dios Triuno, el Aquel que es Dios y hombre y el Espíritu todo-inclusivo. Si ustedes le disfrutan diariamente de esta manera, ustedes disfrutarán Sus riquezas.

(Lo ilimitado y todo-inclusivo que es Cristo, capítulo 4, por Witness Lee)