EL CUARTO GRUPO:
PURO, JUSTO, CALMADO
1. Puro
Ser puro, no adulterado, es un asunto de motivo, es ser una persona libre de intenciones ocultas.
Deuteronomio 22:9 dice: “No sembrarás tu viña con semillas diversas, no sea que se pierda todo, tanto la semilla que sembraste como el fruto de la viña”. Dios nunca se complace con los hombres que hacen un trabajo impuro. Al final, los motivos ocultos siempre crean problemas.
2. Justo
La persona justa es imparcial y maneja todos los asuntos equitativamente. Por ejemplo, es juiciosa en su evaluación de otros ya que invariablemente, existen faltas en medio de los buenos y méritos entre los que tienen faltas. Para ser justo, uno tiene que ser imparcial, poniendo igual atención a cada aspecto de una persona o asunto, evaluándolo desde ángulos diferentes y poniéndolo en el lugar apropiado.
Esto no es un asunto de espiritualidad o moralidad, sino de carácter. El maestro que expone las Escrituras y también el anciano que administra la iglesia tienen que poseer un carácter justo. Una persona no puede hacer algo rectamente si existe el elemento de injusticia en su carácter. A manera de ilustración, podemos decir que un nivel impreciso nunca puede producir una superficie nivelada.
3. Calmado
El corazón humano casi siempre es tempestuoso, por lo que una persona que sirve al Señor tiene que permanecer calmada en su mente, parte emotiva y voluntad, a fin de tomar las medidas adecuadas relacionadas con los asuntos importantes. Una persona que no sea calmada no puede resistir la incitación externa y la influencia que viene de afuera. La manera de permanecer calmados es: (1) no actuar rápidamente y (2) no creer en los rumores, los cuales inevitablemente causan agitación.
(Carácter, capítulo 1, por Witness Lee)