MANIFESTAR NUESTRA FUNCIÓN
AL DERROCAR LA MANERA DE SER
La manera de ser es otro problema serio entre nosotros. Estoy seguro que todos hemos visto claramente el camino del recobro del Señor y que nuestros motivos son puros. Tomaremos este camino aun si esto significara tener que morir o dar nuestras propias vidas. Aun así, según mi observación, hay un gran problema entre nosotros: nuestra manera de ser, nuestra naturaleza. Sin duda, nuestro destino es tomar este camino, pero el grado al cual el Señor pueda obtener lo que Él desea en nosotros depende de cuánto nuestra manera de ser ha sido vencida, y nuestra naturaleza ha sido quebrantada. El grado al cual nuestra manera de ser ha sido vencida determina cuánto se manifestará nuestra función. Entiendo muy bien que el obstáculo básico para la manifestación de nuestra función es la falta de quebrantamiento en nuestra manera de ser. Todos han escuchado mensajes sobre el quebrantamiento y tienen claridad en cuanto a los mismos, pero casi nadie ha sido quebrantado.
Por ejemplo, algunos de los hermanos y hermanas tienen una manera de ser que no se lleva bien con otros. Ellos no se oponen ni atacan a otros, ni tienen la intención de molestar a nadie. Pero su manera de ser les impide mezclarse con otros. Ellos dirían: “O yo lo hago y lo hago todo, o usted lo hace y lo hace por completo. Si fracasa es su responsabilidad, y si yo fracaso es mi desgracia”. Hoy en día hay muchos así. Tal naturaleza innata es un problema muy serio en la obra del Señor. Tenemos que darnos cuenta de que la base de la obra del Señor es el principio del Cuerpo. ¿Cómo es que no podemos coordinar juntos? Algunos hermanos comentan que es muy difícil servir en coordinación en la iglesia en Taipéi porque muchas hermanas mayores interfieren. Hay algo de verdad en esto. Si alguien viene a Taipéi a servir, tienen a los ancianos encima, los líderes de grupo abajo y a los responsables por el salón de reunión en el medio; probablemente será presionado y exprimido por todos lados. No es de extrañar que muchos se sientan como si no pudieran continuar su servicio en Taipéi. Éste es un caso que tiene que ver con la manera de ser. Si su manera de ser no ha sido quebrantada, nunca podrá coordinar con otros.
Cierto tipo de persona es tímida por naturaleza. Según la gracia y el don que ha recibido, ya debería haberse manifestado en ella cierto ministerio. Aunque en realidad puede llevar una carga de mil libras, sólo lleva veinte. Su naturaleza es como una planta sensible, siempre se retrae, siempre se retira y su utilidad se detiene. El otro tipo de personas son aquellos que se atreven a emprender cualquier cosa. Aceptan todo lo que se les confía. Aun si se les da la tierra y la luna, no tienen temor. Al final, puesto que en realidad están limitados en su habilidad, en lugar de efectuar el trabajo, lo echan a perder.
(Carácter, capítulo 6, por Witness Lee)