Cantar de los cantares, El, por Watchman Nee

XI. EL MANDATO DEL REY (2:7)

El versículo 7 dice: “Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén, por los corzos y por las ciervas del campo, que no despertéis ni hagáis velar al amor, hasta que quiera”. En algunas versiones aparece la palabra “gacelas” en lugar de “corzos”, pero ninguna difiere en la traducción de la palabra “ciervas”. Según el contexto, la palabra “amor” debe de referirse a la amada. La expresión “os conjuro” está en el modo imperativo, lo cual expresa el tono de mando de un rey.

Cantar de los cantares de 1:2 a 2:7 constituye una sección de experiencias espirituales. Luego el Señor hace que la doncella tenga una pequeña pausa. En este momento, la persona ha llegado a la etapa que debe, pero no de una manera espectacular sino apacible y segura. El ha salido de las cámaras y ha entrado en la casa del vino. En este momento el creyente llega sin ningún obstáculo a la casa del vino, y el Señor le pide que se detenga por un momento.

A las hijas de Jerusalén les encanta lo espectacular y se complacen en entrometerse en muchas cosas. Por lo tanto, el Señor les dice que no despierten a la doncella.

Los corzos y las ciervas son, por naturaleza, animales que se asustan con facilidad. El Rey les da la orden [a las hijas de Jerusalén] porque la doncella está enferma de amor. No hay necesidad de estimularla más; ella puede tener un breve receso. Ella está en las manos del Señor y no es necesario que la despierten. Si otros tratan de intervenir, esto no la ayudará. Ella debe descansar por un breve lapso y esperar que este período finalice, antes de emprender una segunda búsqueda. No la despierten, esperen a que ella misma se levante. No piensen que ella está encerrada en su alma y que necesita ayuda. Es allí adonde las lecciones la han llevado, y ahora debe haber una pausa.

El amor ha llegado a su clímax. El Rey está presente; por lo tanto, debemos callar (Hab. 2:20). El Señor descansará en Su amor (Sof. 3:17). Esto significa que El nos amará en reposo.

(Cantar de los cantares, El, capítulo 2, por Watchman Nee)