Estudio-vida de Jeremías y Lamentaciones, por Witness Lee

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EL OCASO DE LA REVELACIÓN DIVINA

Al salir a cumplir con la comisión que Dios le dio, Jeremías habló al rey, a los príncipes, a los sacerdotes y al pueblo. Jeremías le dijo al rey que era pecaminoso y que si no se arrepentía y se volvía a Dios, sería hecho prisionero. Él reprendió a los príncipes y gobernantes por engañar a la gente y por quitarles injustamente sus bienes. Él puso al descubierto a los profetas por profetizar falsamente y a los sacerdotes por gobernar con su propia autoridad y no regidos por la revelación divina. Él le dijo al pueblo que ellos no hacían justicia ni buscaban fidelidad; más bien, trataban injustamente a los menesterosos. En lugar de prestar oído a la palabra de Jeremías, ellos le aborrecieron e, incluso, lo arrojaron en prisión. Los sacerdotes arrestaron a Jeremías y lo entregaron a los príncipes, quienes lo arrojaron en prisión. Esto indica que Israel no tenía la menor consideración por la ley de Dios, por Su revelación.

En aquel entonces Israel se hallaba en el ocaso de la revelación divina. Cuando Israel estaba en el monte Sinaí, ello fue el amanecer de la revelación divina; pero después, con respecto a la revelación divina, Israel se encontraba en una situación de decadencia. Con el paso del tiempo, para los tiempos de Jeremías, Israel estaba en el ocaso. Ellos habían abandonado todo lo relacionado con Dios y Su revelación, y finalmente vinieron a estar en una noche oscura.

(Estudio-vida de Jeremías y Lamentaciones, capítulo 9, por Witness Lee)