Estudio-vida de Jeremías y Lamentaciones, por Witness Lee

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I. EL PACTO DE JEHOVÁ CON ISRAEL

A. Hecho el día en que Jehová sacó a Israel de Egipto y lo llevó al monte Sinaí

El pacto de Jehová con Israel fue hecho el día en que Jehová sacó a Israel de Egipto y lo llevó al monte Sinaí (11:4, 7; Éx. 24:3-8; He. 9:18-20). Con respecto a este pacto, en Jeremías 11:3 y 4 Jehová dice: “Maldito el varón que no escuche las palabras de este pacto, el cual mandé a vuestros padres el día que los saqué de la tierra de Egipto, del horno de hierro, diciendo: Escuchad Mi voz y cumplid estas cosas conforme a todo lo que os mando; y vosotros seréis Mi pueblo, y Yo seré vuestro Dios”.

B. El pacto de la ley de los Diez Mandamientos

El pacto de Jehová con Israel, llamado el primer pacto y también el viejo pacto, fue el pacto de la ley de los Diez Mandamientos.

1. Los primeros cinco mandamientos

Los primeros cinco mandamientos, basados en la unicidad y celo de Jehová Dios, exigen del hombre que honre, sirva y ame a Dios, quien es el único y celoso Dios (Éx. 20:3-12). La unicidad y celo de Dios exige de nosotros que le honremos, sirvamos y amemos.

Es muy significativo que en la disposición de los Diez Mandamientos, el mandamiento con respecto a honrar a nuestros padres, el quinto mandamiento, tenga el mismo rango que los mandamientos con respecto a Dios y a guardar el Sábado. Esto indica que, como hijos, debemos entender que nuestros padres son nuestra fuente, por lo cual ellos deben ser considerados representantes de Dios. Por tanto, el mandamiento con respecto a honrar a nuestros padres es considerado dentro del mismo rango con los primeros cuatro mandamientos respecto a Dios y Su Sábado. Desobedecer a nuestros padres así como deshonrarlos, menospreciarlos y hacerles algún mal significa que rechazamos a Dios.

2. Los últimos cinco mandamientos

Los últimos cinco mandamientos, basados en los atributos de amor, luz, santidad y justicia de Jehová Dios exigen del hombre que, en sus relaciones con los demás, manifieste virtudes que concuerden con los atributos divinos (Éx. 20:13-17). Estos mandamientos indican que Dios desea que nosotros lo expresemos a Él en nuestra vida diaria.

3. Dada para poner a prueba al hombre y ponerlo al descubierto

La ley de los Diez Mandamientos fue dada para poner a prueba al hombre y poner al descubierto su verdadera naturaleza y condición (Ro. 3:20b; 5:20a; 7:7b). Si los Diez Mandamientos no nos hubieran sido dados, nuestra situación y condición actuales no podrían haber sido puestas al descubierto para nosotros y no estaríamos claros con respecto a nosotros mismos. Pero mediante la prueba de guardar los mandamientos de la ley, nuestra naturaleza y condición son puestas al descubierto y quedan claras para nosotros.

4. La ley de los Diez Mandamientos fue hecha débil por la carne del hombre

La ley de los Diez Mandamientos fue hecha débil por la carne del hombre (Ro. 8:3a). La ley en sí misma es buena y espiritual, pero fue hecha débil “por la carne”. Fue debido a que somos tan carnales que la ley se hizo débil.

a. La ley es santa, justa, buena y espiritual

Aunque la ley se hizo débil por la carne del hombre, en sí misma la ley es santa, justa, buena y espiritual (Ro. 7:12, 16, 14a).

b. El hombre es carnal, vendido al pecado

Mientras que la ley es santa, justa, buena y espiritual, el hombre es carnal e, incluso, es de carne. Por esta razón, Pablo dice: “Yo soy de carne, vendido al pecado” (Ro. 7:14b). Pablo comprendió que él era contrario a todo cuanto estaba retratado en la ley. Él también presentó al hombre como alguien de carne y que, habiendo perdido su libertad, está vendido al pecado.

(Estudio-vida de Jeremías y Lamentaciones, capítulo 13, por Witness Lee)