Práctica de las reuniones de grupo, La, por Witness Lee

EL SEÑOR EN SU RECOBRO REQUIERE QUE PONGAMOS EN PRÁCTICA LA MANERA ORDENADA POR DIOS Y NOS ESTIMULA PARA HACERLO

En los últimos años se han dado muchos mensajes en cuanto a la nueva manera, que es, de hecho, la manera ordenada por Dios de reunirnos y de servir. Por medio de estos mensajes la manera ordenada por Dios nos ha sido presentada con mucha claridad. Al principio hubo cierta oposición y crítica en contra de la nueva manera, pero ahora no es mucha la oposición. Casi todos los hermanos que llevan la delantera en las iglesias en el recobro del Señor tienen mucha claridad en cuanto a la nueva manera. Sin embargo, en relación con la práctica de la nueva manera, podemos ver muchas “nubes”, pero todavía no vemos la “lluvia”. La nueva manera ha sido clara para nosotros, pero nuestra respuesta no ha sido rápida, adecuada ni prevaleciente.

Muchos queridos santos tienen todo el deseo de tomar la nueva manera, pero piensan que no es fácil hacerlo. Es incorrecto decir que la nueva manera no es eficaz. La nueva manera sí produce resultados. No obstante, en cierto sentido no es fácil tomar la nueva manera. El cristianismo ha hecho que todos los creyentes estén ociosos. Cuando una persona se integra al cristianismo, es posible que esté ocupada por un corto tiempo. Ciertas denominaciones requieren que el nuevo miembro aprenda varias doctrinas y pase un examen antes de que pueda ser bautizado. No obstante, después de ser bautizado, el creyente podría volverse ocioso por el resto de su vida. Tal vez todo lo que se requiera de dicho creyente es que venga al servicio del domingo por la mañana, deje una ofrenda y se comporte apropiadamente. Sin embargo, por la misericordia y la gracia del Señor, todavía hay varios buscadores entre los cristianos que se dan cuenta de que están en una situación inadecuada. Esto es válido especialmente entre aquellos que aman leer la Biblia. Al leer la Biblia ellos descubren que carecen de muchas cosas espirituales. Quizás ellos vayan al pastor en busca de ayuda, pero muchos pastores tal vez solamente apaguen su búsqueda, porque los pastores mismos no tienen manera alguna de seguir adelante.

La situación en el recobro del Señor no es tal. Desde que comenzó el recobro del Señor en el segundo siglo, no ha dejado que las personas estén ociosas y tengan paz. El recobro siempre estimula a las personas a que vean lo que hay en la Biblia y a que vayan en pos de ello. En los últimos diecinueve siglos, aquellos que buscan han sido levantados a descubrir nuevas verdades de la Biblia. Muchos de ellos han puesto por escrito sus descubrimientos, y nosotros en los últimos setenta años hemos invertido mucho tiempo y dinero buscando y recopilando estos escritos esparcidos. Estos descubrimientos son parte del recobro del Señor hoy en día. Como resultado, en el recobro del Señor ha habido mucho estímulo, así como muchos requerimientos y demandas. El recobro del Señor no permite que estemos relajados.

En los últimos cinco años hemos “escavado” para sacar más verdades. En particular, hemos descubierto el sacerdocio neotestamentario del evangelio (Ro. 15:16). Hemos descubierto que los predicadores del evangelio deben ser sacerdotes neotestamentarios que laboran, que vigorizan y ministran. En Romanos 15:16 la palabra griega traducida “sacerdote” tiene un prefijo que significa vigorizar, laborar o ministrar. Este sacerdocio del evangelio es un nuevo descubrimiento. Una vez que vemos esto no podemos descansar.

Los sacerdotes del Antiguo Testamento tenían que ofrecer algo todos los días. No se les permitía cesar de ofrecer sacrificios. Sus principales ofrendas eran el holocausto, la ofrenda de harina, la ofrenda de paz, la ofrenda por el pecado y la ofrenda por las transgresiones. Además de éstas, había muchas ofrendas menores. Hoy en día nosotros, los cristianos, los creyentes neotestamentarios, también somos sacerdotes; por ende, tenemos que ofrecer algo. Lo que ofrecemos no debe ser meramente nuestras alabanzas al Señor, nuestras cosas materiales ni nuestra buena conducta. Estas cosas son ofrendas secundarias. En el Nuevo Testamento la ofrenda principal es pecadores salvos, quienes han sido transformados en miembros del Cuerpo de Cristo. En el Antiguo Testamento lo que los sacerdotes ofrecían era figura del Cristo individual; en el Nuevo Testamento ofrecemos los miembros del Cristo corporativo. Para nuestra ofrenda a Dios, necesitamos los miembros de Cristo, los que son salvos, santificados y transformados. El descubrimiento de esta verdad ha cambiado nuestro entendimiento del significado de predicar el evangelio.

También hemos descubierto que necesitamos tener nuevos creyentes bajo nuestro cuidado a quienes alimentemos. Alimentar a los nuevos es la práctica de apacentar los corderos (Jn. 21:15) y es la práctica de una nodriza que amamanta a sus bebés (1 Ts. 2:7). Pablo dijo que los apóstoles eran para los nuevos creyentes como madres que amamantan, las cuales los cuidan con ternura y los nutren para que crezcan. Tal práctica es absolutamente nueva entre nosotros.

He dicho que cada uno de nosotros debe tener dos o tres “corderos” jóvenes bajo su cuidado; pero todavía estamos escasos de esta especie de alimentación. Si no tenemos por lo menos dos o tres nuevos bajo nuestro cuidado, entonces tenemos que “salir a pescar” para ganar algunos nuevos. Cuando yo era joven, estaba desesperado por traer nuevos creyentes al Señor. Si no traía algunos nuevos, no podía comer bien ni dormir bien. Después de orar y ayunar, me levantaba e iba por las calles a hablarle a la gente, sin importar qué clase de personas fuesen. Querer es poder. No obstante, es posible que no estemos lo suficientemente desesperados. En consecuencia, puede ser que el Señor esté enojado con nosotros por todavía haber asientos vacíos en Su banquete.

El Señor también nos ha mostrado que tenemos que practicar la edificación de la iglesia por medio de que los apóstoles, profetas, evangelistas, y pastores y maestros perfeccionen a los santos (Ef. 4:11-12). Todos los santos, sin excepción, tienen que hacer la misma obra que hacen las personas dotadas, la cual es la obra del ministerio neotestamentario, la edificación del Cuerpo de Cristo. Más aún, hemos descubierto que no hay manera de perfeccionar a los santos en las reuniones grandes. El perfeccionamiento debe ser llevado a cabo en los grupos pequeños.

Nosotros tenemos que ir para poder salvar personas; tenemos que “casarnos” para poder tener hijos. Después de tener hijos, debemos alimentar, nutrir y cuidar con cariño a nuestros pequeños. Entonces tenemos que perfeccionarlos y edificarlos para que hablen la palabra de Cristo, para que hablen Cristo y para que hablen proclamando a Cristo a otros, es decir, para que profeticen. Si tenemos una práctica como ésta, en conformidad con la enseñanza del Nuevo Testamento, ninguno entre nosotros estará ocioso. Sin embargo, me preocupa que muchos santos estén ociosos. Tal vez no nos hemos dado cuenta de la seriedad de nuestra situación, pero algún día lo haremos. El Señor dijo: “Negociad hasta que Yo vuelva”. Si el Señor regresara hoy y nos pidiera que le rindiéramos cuentas, todos nos pondríamos muy serios. El Señor viene, y nosotros tenemos que encontrarlo y rendirle cuentas (Mt. 25:19; 2 Co. 5:10). No obstante, hoy en día muchos santos están relajados. La nueva manera es una manera problemática, no una manera pacificadora. Tenemos que percatarnos de que la nueva manera no nos da reposo; al contrario, nos hace estar ocupados.

(Práctica de las reuniones de grupo, La, capítulo 8, por Witness Lee)