NUESTRA NECESIDAD
DE INSTRUCCIÓN Y APRENDIZAJE
Es bueno que hayamos tenido las reuniones de grupo en el pasado. Ellas lograron algo. Sin embargo, siempre podemos hallar una mejor manera en todo cuanto hacemos. Por esto es que necesitamos un entrenador que pueda ayudarnos a “jugar pelota”. Si no hemos sido entrenados, no tendremos el proceder apropiado. Las reuniones de grupo que teníamos en el pasado eran mejor que no haber tenido nada, pero tenemos que darnos cuenta de que tal vez dichas reuniones no se llevaban a cabo según la manera entrenada. Necesitamos instrucción. No debemos “jugar pelota” de la manera que nos parezca. Si somos entrenados, aprenderemos a “jugar” con propiedad y tendremos éxito.
Pablo recibió la revelación de la economía de Dios y la reveló en sus epístolas (Ef. 3:3, 9). Sin embargo, nosotros no nacimos hace diecinueve siglos, ni recibimos la revelación directamente del Señor como le ocurrió a Pablo. No obstante, tenemos una mejor herencia que la que tuvo Pablo. Pablo no tuvo diecinueve siglos de historia de la iglesia para estudiar, pero nosotros hemos estudiado mucho la historia de la iglesia, no sólo para aprender los hechos históricos, sino principalmente para descubrir cuál es el mejor camino para la iglesia. Hemos tratado de aprender lo que ha dado resultado y lo que no ha producido resultados. Durante los últimos cinco años, hemos pasado mucho tiempo reconsiderando todas las prácticas que el cristianismo ha tenido en los últimos veinte años. Hemos tratado de aprender cuál es la manera ordenada por Dios y cuál es la manera bíblica de predicar el evangelio. Nosotros hemos estudiado la Biblia una y otra vez, y finalmente descubrimos en los escritos de Pablo la verdad en cuanto al sacerdocio neotestamentario del evangelio. Toda persona que predica el evangelio neotestamentario no debe ser una persona corriente, sino un sacerdote. Después, comparamos esta verdad con las prácticas de la predicación del evangelio de la Iglesia Católica, de las iglesias estatales y de las denominaciones. Consideramos cómo la Asamblea de los Hermanos, los pentecostales y los grupos libres predican el evangelio. También estudiamos la manera en que nosotros predicamos el evangelio anteriormente. Ahora hemos aprendido que la manera óptima, la manera ordenada por Dios, el proceder bíblico, es la que estamos compartiendo en estos mensajes.
(Práctica de las reuniones de grupo, La, capítulo 3, por Witness Lee)