Práctica de las reuniones de grupo, La, por Witness Lee

LA COMUNIÓN, LA INTERCESIÓN, EL CUIDADO MUTUO Y EL PASTOREO EN LAS REUNIONES DE GRUPO

Según nuestra experiencia y aprendizaje con base en la clara revelación del Nuevo Testamento, las reuniones apropiadas de grupo deben constar de dos secciones. La primera sección debe incluir la comunión, la intercesión, el cuidado mutuo y el pastoreo; la segunda sección debe llevar a cabo el perfeccionamiento de los santos por medio de la enseñanza. En la primera sección de la reunión de grupo, los asistentes deben tener comunión en cuanto a la presente condición espiritual y las circunstancias prácticas de cada persona. Esta comunión no debe ser sólo la de una o dos personas. En cada reunión todos los asistentes deberían dar a conocer a los demás su situación. Si un hermano se debilita espiritualmente y algo le molesta, él debe venir a la reunión de grupo y abrir su ser a los demás hermanos y hermanas. Estar abierto de esta manera es ser franco y fiel, y esto contrarresta el ataque del enemigo. En las reuniones de grupo debemos tener comunión en cuanto a las cosas que se relacionan con nuestra presente situación. Si no tenemos problemas o necesidades personales, pero sabemos de las necesidades de otros, podemos tener comunión con respecto a la situación de ellos en esos días. Esto espontáneamente puede producir en algunos de los santos la carga de orar por aquella situación.

Las reuniones de grupo son el ochenta por ciento de la vida de iglesia, y la vida de iglesia es una vida en el Cuerpo. En nuestro cuerpo físico es imposible que el problema de un miembro esté oculto de los demás miembros. La circulación de la vida en nuestro cuerpo transporta el sentimiento de un miembro a todos los demás miembros. Así que, no debemos esconder nuestros problemas de los demás miembros que están en la vida de iglesia. Sin embargo, en el pasado tratamos con frecuencia de ocultar nuestras dificultades unos de otros. Quizás hablábamos de la situación mundial, pero intencionalmente escondíamos de los santos nuestra situación. Esta clase de práctica ha anulado la vida adecuada de iglesia. Cuando actuamos así, no funcionamos como miembros del Cuerpo orgánico de Cristo. Más bien, nos comportamos como los miembros de un club cívico. A fin de tener la práctica de las reuniones de grupo, debemos primero vencer esto para tener una comunión verdadera, genuina, práctica y exhaustiva en cuanto a la presente condición espiritual de cada persona y su situación práctica. Una reunión apropiada de grupo no depende del canto ni de la oración que se hace de una manera formal y religiosa; depende de este tipo de comunión.

Después de tener comunión acerca de la situación de cada uno, los asistentes a la reunión serán animados espontáneamente a interceder, a orar, unos por otros. Esta oración no será formal ni será semejante a una actuación teatral, sino que será sincera y práctica. Después de tener comunión y de orar, los asistentes a la reunión de grupo deben mostrar su preocupación amorosa unos por otros en el ejercicio de un cuidado práctico y específico. Después de tener conocimiento de la situación práctica de un hermano, algunos santos en la reunión podrían considerar si el hermano necesita ayuda económica o de algún otro cuidado práctico. Después de cuidar del hermano en esta forma, algunos podrían ir a visitarlo. Así se lleva a cabo el pastoreo práctico.

Yo diría que este principio en cuanto a la práctica de las reuniones de grupo es “científico”. Como tal, no puede ser modificado. Todas las cosas del universo son gobernadas por una ley ordenada por Dios, un principio espontáneo. A fin de que la iglesia sea plenamente edificada, es imprescindible tener reuniones apropiadas de grupo, y para las reuniones de grupo en la vida práctica de iglesia, se necesita tener comunión, intercesión, cuidado mutuo y pastoreo. De este modo, cada miembro de la iglesia, no importa cuán grande sea dicha iglesia, recibirá el debido cuidado. La manera de cuidar de todos los miembros de la iglesia es tener las reuniones apropiadas de grupo.

Basado en Hebreos 10:24-25, creo que en los tiempos de los apóstoles, la iglesia practicaba las reuniones de grupo de esta manera. Estos versículos dicen: “Considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca”. En estos versículos hay tres palabras cruciales: considerémonos, estimularnos y exhortándonos. El versículo 24 nos manda que nos consideremos unos a otros. La palabra considerar es muy significativa. Considerarse unos a otros implica recordar, tener una preocupación sincera y amorosa unos por otros. Implica que llevamos a los santos en nuestro corazón. Además, este versículo dice que debemos estimularnos unos a otros al amor y a las buenas obras. Buenas obras aquí se refiere a dar algo voluntariamente a otros o a hacer algo por otros gratuitamente. Dar un obsequio monetario a alguien o cuidar de un enfermo es una buena obra. En el Cuerpo se necesitan muchas buenas obras como éstas. Necesitamos estimularnos unos a otros al amor y a las buenas obras semejantes a éstas. El versículo 25 también dice que debemos exhortarnos unos a otros. Considerarse unos a otros, estimularse y exhortarse unos a otros no puede llevarse a cabo en las reuniones grandes; sólo pude llevarse a cabo en las reuniones de grupo pequeño.

(Práctica de las reuniones de grupo, La, capítulo 6, por Witness Lee)