Práctica de las reuniones de grupo, La, por Witness Lee

NUESTRA NECESIDAD DE APRENDER POR EL BIEN DE LAS REUNIONES DE GRUPO

Para tener reuniones de grupo que sean adecuadas, se requiere mucho aprendizaje. No debemos tomar la manera fácil y natural de reunirnos, en la cual varias personas se reúnen, cantan un himno, oran y testifican de modo natural. Debemos adquirir la habilidad de tener comunión y aprender cómo estimular a otros a tener comunión. Como ya hemos señalado, en las reuniones de grupo debe haber comunión, oración, cuidado mutuo y pastoreo. Hablar de estas cuatro palabras es fácil, pero necesitamos aprender la manera de practicar estas cosas orgánica y vivamente, y de estimular a otros a que cooperen para que las pongan en práctica con nosotros en las reuniones. Creo que en las iglesias habrá grupos pequeños llenos de comunión, intercesión orgánica, cuidado orgánico y pastoreo orgánico. Eso será un gran disfrute y aliento para todos los creyentes. Todos disfrutan platicar libremente con sus amigos. Si tenemos una plática agradable y libre, a todos les gustará participar en ello. Las reuniones de grupo son unas cuantas personas que se reúnen para tener tal clase de plática agradable. Reunirse de esta manera hace que todos estén contentos. Con el tiempo, los que están en el grupo conocerán a todos los demás. Esta clase de reunión es un gozo. Sin embargo, tenemos que aprender cómo tener tal reunión. Hemos hablado suficientemente sobre este tema. Nuestra necesidad hoy en día es más hacia el lado de la práctica.

Reunirnos en los grupos pequeños también es reunirnos para enseñar y para ser enseñados. Sin enseñanza, nunca podremos llevar a cabo la meta central de la reunión de grupo, la cual es perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del Cuerpo de Cristo (Ef. 4:12). Si no sabemos cómo enseñar y cómo recibir enseñanza, no podremos alcanzar la meta de la reunión de grupo, y nuestras reuniones serán muy pobres.

En la práctica de la nueva manera, enseñar no es meramente abrir la Biblia o algún libro para señalar ciertas verdades. Esto es muy legalista, muerto y vano. Enseñar según la nueva manera principalmente es contestar preguntas prácticas. Debemos hacer que todos los que asisten a la reunión sepan que tienen la libertad de hacer cualquier clase de pregunta. Puede ser que un nuevo creyente en la reunión haga una pregunta acerca del origen de la Biblia. Los que asisten a la reunión deben proveer alguna respuesta y, para poder hacer esto, deben tener algún aprendizaje. Por esta razón, hemos publicado muchos libros, incluyendo uno que nos dice de dónde vino la Biblia y cómo fue escrita (véase la primera lección en las Lecciones de la verdad, nivel uno, tomo 1, publicado por Living Stream Ministry). Los libros que hemos publicado son verdaderos y prácticos, y satisfacen nuestras necesidades. Debemos dedicar nuestro tiempo libre a leerlos. Al hacer eso, acumularemos un gran almacén y un rico depósito del conocimiento espiritual apropiado. Entonces estaremos equipados para asistir a las reuniones de grupo. Cuando se haga cualquier pregunta, tendremos algo con que contestar. Al contestar las preguntas, puede ser que haya nueva luz y nuevos descubrimientos en la Biblia.

Todos los santos deben estar equipados. Con respecto a esto, no esperamos que ninguno de los santos en el recobro del Señor tome la manera del cristianismo tradicional. Cada santo debe tener el conocimiento adecuado. Todos deben tener la capacidad de enseñar y todos deben saber qué hacer en las reuniones de grupos pequeños. Debemos cuidar a otros, pero si no tenemos el crecimiento en vida ni conocemos las cosas espirituales, las cosas de Dios en Su economía, no podremos cuidar a los creyentes más nuevos. Para asistir a las reuniones de grupo y cuidar a los más jóvenes, tenemos que esforzarnos por estar capacitados, equipados y ser perfeccionados. Esforzarnos por estar equipados así es un asunto de toda la vida. No debemos dejar de aprender. Más bien, debido a que somos serios delante del Señor, debemos estar desesperados por aprender.

Nadie es demasiado viejo para llevar fruto y cuidar a los nuevos creyentes. Los santos mayores que están entre nosotros al menos pueden orar y cuidar a los mayores de entre sus familiares, vecinos y amigos. Necesitamos tener a nuestro cargo constantemente dos o tres creyentes más jóvenes. Debemos orar por ellos y cuidar de todas sus necesidades, incluyendo sus necesidades físicas. Hay muchas maneras en que podemos cuidar a los santos. Mientras cuidamos a los santos, el Cuerpo de Cristo recibirá el cuidado y espontáneamente será edificado. Nuestro cuidado por otros no debe llevarse a cabo según la manera del cristianismo tradicional, en la cual se establece una reunión que tiene una persona dotada como orador. Esta clase de cuidado no es genuino. Si nuestro cuidado por otros es así, no tendremos un buen informe cuando comparezcamos delante del Señor para arreglar cuentas con Él. En aquel momento Él no escuchará nuestras excusas. Antes bien, tal vez nos pregunte si oímos o leímos estos mensajes con respecto a llevar fruto. Oír estos mensajes tal vez nos sea de provecho. No obstante, oír estos mensajes nos pone bajo cierta obligación. Ahora que el Señor nos ha mostrado la manera ordenada por Dios, no tenemos pretexto. Tenemos que llevar fruto y cuidar a los nuevos creyentes. Éste es un asunto serio y está relacionado con la economía de Dios. Si todos cumplimos con nuestras obligaciones con respecto a llevar fruto, la economía de Dios se cumplirá.

(Práctica de las reuniones de grupo, La, capítulo 5, por Witness Lee)