Visión que nos rige y nos regula según se halla en la Biblia, La, por Witness Lee

EL SIGNIFICADO CRISTALIZADO DE LA CONSUMACIÓN DE LA ECONOMÍA DE DIOS: LA NUEVA JERUSALÉN

La Nueva Jerusalén es la consumación de la economía de Dios. Ya han pasado más de cuatrocientos años desde la reforma encabezada por Lutero. Lutero sólo vio la verdad en cuanto a la justificación por la fe, pero no recibió una revelación de la economía de Dios. Después de él, fueron muy pocos los maestros de la Biblia capaces de presentar una explicación clara y definida de la Nueva Jerusalén. Incluso Robert Govett, un maestro de la Biblia muy respetado, quien era muy bueno para interpretar las profecías, afirmó que la Nueva Jerusalén era una ciudad física. Basándose en su principio de interpretación bíblica, afirmó que Apocalipsis sólo podía ser interpretado literalmente, no espiritualmente. En siglos recientes, en cuanto a la interpretación de Apocalipsis, hay una escuela de interpretación literal que considera que los siete candeleros son siete lámparas, que la ciudad es una ciudad, que las puertas son puertas y que la calle es una calle. Mi argumento para refutar esa clase de interpretación es que Apocalipsis empieza diciendo que Cristo declaró todas las cosas a Su esclavo Juan “en señales” (1:1). Por consiguiente, todo el libro de Apocalipsis se compone de señales. Por ejemplo, Apocalipsis 5:6 dice que Cristo es el Cordero. No podemos interpretar esta palabra literalmente y decir que Él es un cordero con cuatro patas y una cola. Asimismo, 1:12 dice que las iglesias son candeleros. ¿Son las iglesias simplemente candeleros físicos? Por un lado, esto no debe ser interpretado literalmente; pero por otro, sí debe interpretarse literalmente, porque los siete candeleros que Juan vio eran en realidad siete candeleros. Sin embargo, como señal, el número siete significa compleción y perfección, y el significado de los candeleros es aún más rico y más inclusivo. Los maestros de la Biblia a lo largo de las generaciones no pudieron interpretar claramente el significado apropiado de la Nueva Jerusalén en sus diferentes aspectos. Entre nosotros, basándonos en el estudio que hizo el hermano Nee sobre Apocalipsis y en mi estudio de varias décadas, hemos podido explicar claramente cada uno de los aspectos de la Nueva Jerusalén. En nuestras publicaciones tenemos más de treinta mensajes sobre la Nueva Jerusalén; espero que ustedes lean todos estos mensajes cuidadosamente (véase La economía neotestamentaria de Dios, caps. 26-44; Entrenamiento para ancianos, libro 2: La visión del recobro del Señor, caps. 5-13; The Conclusion of the New Testament [La conclusión del Nuevo Testamento], mensajes 254-264).

Apocalipsis dice que la Nueva Jerusalén es el tabernáculo de Dios (21:3). Esto concuerda con Juan 1, que dice que el Verbo se hizo carne y fijó tabernáculo entre nosotros (v. 14); aquel tabernáculo era la morada de Dios. Juan habla del tabernáculo en el capítulo 1; y luego en el capítulo 2 menciona el templo (v. 21). Tanto el tabernáculo como el templo son moradas, y la consumación de estas moradas es la Nueva Jerusalén. Apocalipsis también afirma que la Nueva Jerusalén es la novia, la esposa, de Cristo (21:2, 9). Aquellos que abogan por la interpretación literal del Nuevo Testamento, les haría esta pregunta: “¿Realmente ustedes quieren decir que la esposa de Cristo es una ciudad física?”. Efesios nos dice que la esposa de Cristo es la iglesia (5:23-32) y que la iglesia es la morada de Dios (2:22). Por lo tanto, la Nueva Jerusalén es la consumación de la iglesia como la esposa de Cristo y como la morada de Dios. Éste es el significado de la Nueva Jerusalén como señal.

Además, Apocalipsis 21 dice que la luz de la ciudad es semejante al de una piedra preciosísima, como piedra de jaspe (v. 11). También dice que el muro de la ciudad es de jaspe (v. 18), que tiene doce cimientos, el primero de los cuales también es de jaspe (v. 19). Según Apocalipsis 4, Dios es semejante a piedra de jaspe y de cornalina (v. 3). El color rojo de la cornalina simboliza la redención y muestra que Dios es el Dios de la redención. El jaspe es de color verde oscuro, lo cual representa la vida en sus riquezas y muestra que Dios es el Dios de vida. En el capítulo 4, el jaspe es la apariencia de Dios como vida. En el capítulo 21 el muro de toda la cuidad de la Nueva Jerusalén es de jaspe, y su resplandor es semejante al jaspe. Eso significa que la Nueva Jerusalén es la expresión de Dios. Si el libro de Apocalipsis debiera ser interpretado completamente al pie de la letra, ¿entonces significaría eso que en el capítulo 4 Dios simplemente es una piedra de jaspe? Esto nos muestra que Apocalipsis no puede ser interpretado de manera literal.

En estos últimos años el Señor nos ha mostrado el significado cristalizado de la Nueva Jerusalén, a saber: que es una mezcla, una entidad compuesta, del Dios Triuno y Su pueblo escogido y redimido. Tal vez algunos pregunten dónde en la Palabra hemos obtenido esta interpretación. La respuesta es que en la Nueva Jerusalén vemos las doce tribus de Israel que representan a los santos del Antiguo Testamento (Ap. 21:12), y los doce apóstoles que representan a los santos del Nuevo Testamento (v. 14). También vemos que Dios está en ella, Cristo está en ella y el Espíritu está en ella. Aunque el título Cristo no se usa en Apocalipsis con relación a la Nueva Jerusalén, cuando se menciona a Dios, también se menciona al Cordero (22:1, 3; 21:22-23). Cuando se menciona al Cordero, eso se refiere a Cristo. El Evangelio de Juan nos muestra que Cristo es el Cordero (1:29). Según el mismo principio, aunque en Apocalipsis no se menciona al Espíritu con relación a la Nueva Jerusalén, vemos allí un río (22:1). Juan 7 dice claramente que correrán ríos de agua viva del interior de aquellos que reciben al Espíritu (v. 38). Por consiguiente, el Cordero se refiere a Cristo y el río se refiere al Espíritu. Así pues, vemos que la Nueva Jerusalén está constituida del Dios Triuno y Su pueblo redimido.

Además, las tres clases de materiales —el oro, las perlas y las piedras preciosas— que componen la ciudad de la Nueva Jerusalén (Ap. 21:19-21) indican que esta ciudad es el Dios Triuno forjado en Su pueblo redimido. Estas tres clases de materiales no son el oro, la plata y las piedras preciosas que se mencionan en 1 Corintios, sino más bien corresponden al oro, el bedelio y las piedras preciosas mencionados en Génesis 2:11-12. Apocalipsis y Génesis son dos extremos que corresponden el uno con el otro, mientras que 1 Corintios está en medio de estos dos extremos. El hombre tiene la naturaleza pecaminosa a causa de la caída, y en el transcurso sigue teniendo el pecado; por lo tanto, necesita la plata, la cual simboliza la redención. Después que la era de la redención haya pasado, en el cielo nuevo y la tierra nueva, ya no estará más el problema del pecado, y en consecuencia, la redención ya no será necesaria. La creación entonces regresará al estado mencionado en Génesis 2 en el que no existía el pecado. En la Nueva Jerusalén el oro representa la santidad de Dios el Padre; las perlas representan la muerte vencedora de Dios el Hijo y Su resurrección que imparte vida; y las piedras preciosas representan la obra transformadora de Dios el Espíritu. Por ello decimos que la Nueva Jerusalén es la mezcla, la entidad compuesta, del Dios redentor y Su pueblo redimido.

(Visión que nos rige y nos regula según se halla en la Biblia, La, capítulo 3, por Witness Lee)