HABLAR LA PALABRA DE DIOS
SEGÚN NUESTRA EXPERIENCIA DE LA VIDA DIVINA
En las reuniones a menudo hemos escuchado algunos testimonios muy superficiales. En 2 Corintios 4:11 Pablo dice: “Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal”. Ésta era la experiencia de Pablo. Pablo continuamente era entregado a muerte por causa del Señor, de la obra del Señor, del ministerio del Señor y del evangelio del Señor. La muerte del Señor Jesús efectuaba en su ser una obra aniquiladora. Pero el resultado era que la vida del Señor Jesús también se manifestaba en su cuerpo. Así pues, Él experimentó la muerte y la resurrección del Señor, y aquello de lo cual habló era su experiencia del Señor.
Nosotros, quienes seguimos al Señor, le somos fieles, le servimos y hablamos por Él somos perseguidos en todo lugar, siendo entregados a muerte por otros. Esto permite que la muerte del Señor opere en nuestro ser, lo cual hará que una fragancia emane de nuestro ser. Debemos hablar con base en esta experiencia, sobre esta clase de testimonio. Cuando hablemos a otras personas o en las reuniones, debemos tener esta clase de hablar como base. No debemos hablar la palabra de Dios de una manera vana sin ninguna experiencia personal. Todos debemos pasar tiempo experimentando al Señor diariamente y luego hablar la palabra del Señor según nuestra experiencia.
Por ejemplo, podemos hablar basados en Romanos 8:2, que dice: “La ley del Espíritu de vida me ha librado en Cristo Jesús de la ley del pecado y de la muerte”. Simplemente expresar estas palabras es hablar sin ninguna experiencia. No obstante, si después de leer este versículo añadimos un testimonio de nuestra experiencia, diciendo algo acerca de Romanos 8:2 conforme a nuestra experiencia, nuestro hablar tendrá mucho más peso y será mucho más rico.
Hermanos y hermanas, conforme a la revelación contenida en la Biblia, todo miembro del Cuerpo del Señor debe permitir que la palabra viva del Señor more en él en toda sabiduría. Nunca debemos consolarnos con el pensamiento de que podemos hablar un poco mejor que los hermanos y hermanas que están en las denominaciones. El cristianismo les ha hecho pensar a las personas que solamente los que quieren ser predicadores deben estudiar en un seminario. Asimismo nosotros, de manera subconsciente, hemos sido influenciados por el pensamiento de que no somos predicadores. Sin embargo, la revelación del Nuevo Testamento exige que todo hermano y hermana ejercite toda sabiduría para que la palabra del Señor more en su interior libremente. Todos necesitamos ascender al estándar que la Biblia nos presenta.
(Reunirnos para hablar la Palabra de Dios, capítulo 3, por Witness Lee)